Un grito de júbilo mientras el mundo termina, mientras el cielo se parte en dos.
A cualquiera podría parecerle extraño, estando perdido en aquella plaza abarrotada de gente, pero nadie le conoce.
Él puede ver más allá: un punto lejano tras el horizonte, la figura oscura que se esconde tras el cuerpo del inocente.
Por eso sus ojos ahora se encuentran tan abiertos, contemplando el firmamento con ilusión, por eso sonríe con la boca abierta en una silenciosa carcajada.
Lleva esperando esto largos años, está preparado.