domingo, 24 de diciembre de 2017

Princesa

La niña tuvo que alzarse sobre los dedos de los pies para asomarse a la gran pila de mármol que se hallaba frente a ella. Al ver por fin el contenido, curiosa, introdujo la mano para tocarlo. Un segundo más tarde, su dedo salió manchado de sangre.
Estudió durante un momento el líquido, extrañada, y dirigió una mirada interrogante a los presentes en la sala. Todos ellos la contemplaban fascinados, con ternura y admiración inundando sus ojos bajo las capuchas rojas.
-¿Qué es esto?
- Es la sangre de tus enemigos, princesa. Los capturamos a todos, y terminamos con ellos. Ahora el líquido que les dio vida yace en esa vasija, como nuestra ofrenda hacia ti y nuestra promesa de que haremos lo imposible para mantener tu reinado eternamente longevo y próspero.
La pequeña guardó silencio durante unos segundos, todavía sin entender, y quiso buscar una explicación en su dama de cría, que se mantenía a su espalda. La mujer acarició con dulzura el cabello negro de Lydia: había estado con ella desde que nació, cinco lejanos años atrás. La consideraba ya su hija. Lydia hizo un mohín y se cruzó de brazos.
- No me gusta.
El ambiente se tensó en la habitación. Los soldados se miraron unos a otros, estupefactos y dolidos, mientras la cuidadora de la niña empalidecía como el papel.
- Pequeña, es un presente para ti. Estos hombres han luchado mucho para poder dártelo, han muerto valientes personas.
- ¿Los que perdieron la sangre?
- Majestad, esos seres no merecían ser considerados humanos, y mucho menos valerosos – uno de los caballeros se dirigió hacia ella dando un paso al frente e inmediatamente inclinó la cabeza en señal de respeto, aunque el tono de su voz no mostraba la misma intención -. Quienes han muerto fueron compañeros nuestros, hombres fieles a ti, que creían en la causa de liberar al mundo de aquellos que quisieron que tu vil tío accediera al trono en tu lugar. Sin embargo, ninguno pereció en vano, y ahora esos malhechores han fallecido, y la sangre de algunos de ellos es aquí nuestro regalo.
A su corta edad, Lydia todavía pudo ver la velada furia que fluía de la mirada de quien había hablado, y aquella amenaza la intimidó. Asustada, se acurrucó contra su dama de cría y le cogió la mano, buscando protección. A pesar de la inconsciente adoración que estaba sintiendo por aquel encuentro, la mujer encontró el raciocinio para entender que debía defender a la niña. Soltó la mano, en la que quedó traspasada una pequeña mancha de sangre, y la posó sobre el corazón de la princesa.
- Vuestra Majestad acepta el presente y os agradece sinceramente el esfuerzo que ha supuesto proporcionárselo.
Nadie respondió durante un instante, pero la tensión se incrementó. Ya nadie sonreía ni miraba a la niña enternecido: quien no parecía enfadado, mostraba una expresión de profunda tristeza, e incluso en los ojos de algunos de los hombres se podían ver pequeñas lágrimas.
- Desearíamos que ella misma nos transmitiera el mensaje.
Esta vez el ataque fue más evidente para Lydia, y ni siquiera necesitó acudir a su dama de cría para saber lo que debía hacer. Tragó saliva un par de veces y, temblando el cuerpo y la voz, se dispuso a hablar:
- Siento mucho la actitud que he tenido hacia vuestro regalo. Ahora entiendo lo que ha significado para vosotros dármelo, y lo aprecio por ello.
Fue como si hubiera pronunciado un hechizo: las expresiones serias de los presentes se relajaron instantáneamente, y las sonrisas encantadas regresaron.
- Muchas gracias, Majestad – el mismo hombre que la había amenazado volvió a dirigirse a ella, pero ahora su sonrisa se parecía a la que habría esbozado un padre – su aceptación es la mayor cura para nuestro corazón.
Lydia observó asustada cómo los caballeros, ahora alegres, abandonaban sus puestos y se arremolinaban a su alrededor. Disimuladamente, miró de nuevo a su dama de cría y pudo ver que ella también estaba preocupada. La mujer le indicó con un silencioso gesto que no mostrara su ansiedad, y ella la obedeció lo mejor que pudo.
- Y ahora, princesa, ¿querrías acompañarnos para continuar la visita a tu nuevo palacio?
- Sí, claro.

viernes, 8 de diciembre de 2017

Cluedo.

Resultaba extraño verlo así: muerto e inerte en el centro de la habitación. El cuerpo arrojado en el suelo, los ojos ciegos y la boca muda. Su existencia para siempre detenida en el tiempo mientras las estruendosas agujas de aquel condenado reloj transmitían sin cesar su ruido por toda la mansión.
Apoyada contra la pared, Amapola contemplaba con frialdad el cadáver de quien había sido su anfitrión aquellos últimos días. Su mirada viajaba desde los ojos azules que la miraban vacíos hasta los dedos anillados de su mano izquierda, que parecía querer estirarse desesperada hacia el último peldaño de las escaleras como si en él pudiera encontrar una salvación a su condena. La mujer no había dicho nada desde que los seis se hubieran reunido allí, agrupados en torno al muerto.
Mora fue el encargado de romper el silencio:
- Deberíamos hacer algo. No podemos pasarnos la noche aquí, como si le estuviéramos velando. Tenemos que tomar una decisión.
- Enterrémosle en los jardines – Celeste tomó asiento en una de las voluminosas butacas del recibidor –. Son grandes, nadie le encontrará, y nosotros podremos olvidar su rostro por fin.
- No seas tonta, mamá.
- Con todos mis respetos, señora, me temo que esa no es una opción viable – el Coronel dio un paso al frente, alzando la voz –. Tarde o temprano el cadáver se hará notar y alguien lo descubrirá. Y entonces las autoridades quizá sospechen de nosotros, ¿cómo pretenden justificar el haberle ocultado bajo tierra?
- ¿Y qué propone; Rubio?
- Reaccionar como cualquier persona lo haría en una situación así – el hombre se acuclilló junto al cuerpo, cuidando de no entrar en contacto con él –: nosotros hemos llegado al vestíbulo, encontrándonos de pronto con el cadáver del pobre señor Black. Asustados y preocupados, no hemos dudado ni un instante en llamar a emergencias en busca de ayuda.
No hubo reacción ante la sugerencia de manera inmediata, como si nadie la hubiera escuchado. Durante casi un minuto, el único sonido que se manifestó en la sala fue el de las agujas del reloj al marcar los eternos segundos. Finalmente, el Padre Prado movió los brazos para sostener su teléfono.
- Espere – Blanco se aproximó al reverendo con una advertencia en su mirada –. Si atraemos a las autoridades aquí, es seguro que nos investigarán.
- No les diremos nada, no averiguarán nada – el Coronel miró detenidamente a cada uno de los presentes –. Desde este momento, quiero que todos nosotros nos comprometamos a guardar silencio sobre lo que ha sucedido en este lugar. Cierto es que aquí nadie carecía de motivos para terminar con la vida de nuestro querido anfitrión pero, si ninguno confiesa ante los investigadores, ellos no podrán probar nada. Si nos unimos, todos saldremos ganando, ¿están de acuerdo?
Un solemne asentimiento escapó de los labios de cada uno de los componentes del grupo, ni siquiera parecieron dudar.
- Perfecto. Reverendo, cuando usted decida.
El silencio volvió a hacerse mientras Prado marcaba por fin el teléfono de emergencias. Las miradas se cruzaban cómplices mientras él, fingiendo de la mejor manera un dolor inexistente, anunciaba por primera vez la muerte en Villa Tudor

martes, 5 de diciembre de 2017

Letter from a bird.

I did a promise:  I would survive. But maybe I was wrong. Maybe I'm not as strong as I tought, maybe this world is just too big and strange for me.
Now I realize I am really small, just a tear in all the oceans I've been crying these nights.
They are overcoming to me. Everyone told it me, but I didn't want to pay attention to that words.. If I I hado done it I would avoid all this pain right now. 
I'm sorry for all the people I promised I could do this. They don't deserve to be disappointed on this way. My sisters trusted me, and now they got nothing.
It's incredible the way I failed the plan, fooled by a man who only wanted to use me like a little doll. Just like Kevin, he realised how weak I am and took advantage of all my debilities.
He told me that he was my friend, even that he loved me and I, naive, believed everything he was telling me. He spoke of confidence, friendship and freedom, promised me that he would help me to reach my goal, and I let him know our entire plan, all the misions I had to achieve. 
Later, he just had to make me fail, turning all the advantages of the situation in terrible problems. All this time I didn't see it, I was too blind, and now its just too late to fix things.
When I tried to face him last night, he just laughed. With a horrible smile he called me stupid, recognized all his traps and bad actions and then leaved, leaving me alone in the middle of the corridor. I dind't see him since then, I think he is gone, but all the damage he created is still here.
I'm not brave enough to confess my failure in front of the people that trusted me, the strong women who sent me here, with our destiny in my hands. 
Now, that destiny doesn't exist, I broke it myself with my weakness and my foolish heart wich believes in the promises of every demon who talks to him, I'm just as bad as these men who play at being our owners.
I'm sorry, really sorry. I hope this letter helps to tell my story to my sisters, and I hope they will be able to forgive me, although I know I don't deserve it. Maybe, someday, another person stronger than me will be able to let us free, but I'm afraid I wont be here to see that.
I give my soul to the wind, my body to the deep earth. 
Goodbye.

martes, 31 de octubre de 2017

Maggie la infértil.

Maggie quería ser madre.
Todas las mujeres en el pueblo lo eras. Ancianas o jóvenes, cada una de ellas había acogido en su seno al menos a una criatura, un fruto de su sangre, un hijo creado en sus entrañas. Cada día observaba decenas de niños recorriendo entusiasmados las oscuras calles de la aldea: miradas brillantes y preciosas e inocentes sonrisas dirigidas a sus madres. Ella también quería ser destinataria de ese amor, el mismo cariño para devolverle al mismo dulce ser que se lo entregaba. ¿Por qué no era posible?
A solas en su penumbrosa morada, Maggie rumiaba su desdicha. Reposaba durante horas acariciando con manos suaves los muñecos de tela que ella misma había tejido, cantándoles nanas que se perdían entre las violáceas paredes. Tiempo después lloraba sobre ellos lágrimas oscuras hasta quedarse dormida. Era inmensamente infeliz y nadie lograba entenderlo, nadie, porque ellos no vivían su sufrimiento. Maggie comenzó a odiarlos a todos.
Un día, una niña del pueblo entró en labor de parto. Maggie conocía a la familia, pero no sabía que la muchacha hubiera quedado encinta. Se lo contaron los vecinos en el mercado, invitándola a acudir con ellos a la casa para dar su apoyo a la joven madre.
No era suficiente que todas las mujeres menos ella tuvieran bebés, ahora hasta una niña era capaz de obtener su deseo. Aquel hecho fue demasiado para la templanza de Maggie, que entró en ira. ¿Cómo se atrevía una insulsa infante a remarcar así su desdicha? Ella no tenía derecho a ser madre, ni siquiera era mujer. Una niña no puede tener un hijo: es antinatural, obsceno. Aquel bebé no debía dormir en esa cuna, alimentarse de ese pecho.
Era noche cerrada cuando Maggie se introdujo en la habitación de la niña, que dormía agotada a sus catorce años. El bebé se encontraba junto al lecho, acostado en una discreta cuna de madera. La criatura era grande, de rostro rollizo, con suaves manitas rosadas y un dulce dormir delatado únicamente por el regular movimiento de su torso. Fascinada por e instantáneo cariño que sintió por el recién nacido, a Maggie no le costó ningún esfuerzo recogerlo contra su pecho, como tampoco tuvo reparos en degollar a la muchacha que lo había dado a luz.
Durante el resto de las horas oscuras, Maggie se dedicó a atender al niño en su propio hogar: lo acostó en las mantas más suaves que poseía, le consoló en su llanto y le alimentó con su propia leche. Se dio cuenta de que sentía por él el amor más profundo que puede albergar un alma humana y, llena de dicha, le llamó Junel.
Con la luz del amanecer, los habitantes del pueblo descubrieron el doble crimen que se había producido en la habitación de la niña que la noche anterior había sido madre. Horrorizados, enterraron su cuerpo en lino blanco mientras buscaban sin descanso a la persona que la había asesinado, la misma que también había raptado al pequeño bebé. Nadie sospechó de Maggie, que en todo ese tiempo apenas salió de casa. Nadie pareció preocuparse por el hecho de que amaneciera cada día sonriente y feliz, a pesar de la desgracia que había acaecido sobre su querida vecina.
Pero un día, en el transcurso de una mañana cálida en la que cada habitante de la aldea había decidido salir a la calle, Junel lloró. Lloró y lloró con la fuerza de mil tormentas hasta que los vecinos, extrañados, entraron en la casa en la que no podría haber ningún bebé. Allí yacía el niño, acostado entre mantas y agitando con fuerza sus bracitos. Algunos reconocieron en él al hijo de la muchacha muerta y, enfurecidos, decidieron esperar la llegada de Maggie.
Cuando ella llegó del mercado, Junel ya no lloraba, y la contempló acurrucado entre los brazos de la abuela que llevaba su sangre. Junto a ellos, armados con espadas y horcas, se encontraban varios vecinos del pueblo.
Maggie no tuvo tiempo de defenderse, ni siquiera pudo soltar los alimentos que acababa de comprar.
La ejecutaron en aquel mismo salón, sin juicio ni súplicas mediadas. Después de matarla, algunas mujeres cosieron sus ojos con hilo del cenagal para que nunca pudiera poder a ver y arrojaron su cadáver a una fosa. Limpiaron su casa para que ningún ser vivo pudiera alimentarse jamás de ella y se llevaron a Junel lejos, muy lejos de allí.
Pero el alma de Maggie nunca se fue, volvió a su hogar en el mismo instante en el que el bebé desapareció de allí. Desde entonces llora así su desdicha, carente del consuelo del sueño y el día, mientras acaricia con manos temblorosas los muñecos de trapo que ella misma tejió. Estos, mientras escuchan las nanas que escapan de los pálidos labios de su dueña, acogen las negras lágrimas que se deslizan entre sus párpados cosidos.

miércoles, 4 de octubre de 2017

Carta al nuevo inquilino.

Tema encontrado en Pinterest

Hola, nuevo inquilino.

No te conozco de nada pero Teresa, la casera, me ha dicho que ibas a venir. Espero que no vea esto, nunca le caí bien, sólo me dejaba quedarme porque le pagaba religiosamente el alquiler cada mes. Si quieres un consejo, intenta que no te descubra llegando borracho a casa a las tres de la mañana. No tengo ni idea de qué hacía ella levantada a esas horas, con la edad que tiene, pero el caso es que abrió la puerta justo cuando yo pasaba por delante.
Es posible que no leas esto, lo escondí en el primer cajón del escritorio, hecho una bola. Si no lo has encontrado ahí es porque ella lo ha cogido y lo ha leído, la muy cotilla. No importa, probablemente nunca la volveré a ver.
Ha sido maravilloso vivir aquí, a pesar de Teresa (PAGA SIEMPRE EL ALQUILER), estos dos últimos años han sido increíbles. Es muy cursi decirlo, pero cada rincón de este piso lleva encima un recuerdo. Espero, querido nuevo inquilino, que los tuyos también se queden pegados aquí.
Hablando de cosas que se quedan pegadas, yo que tú no daría la vuelta a la alfombra. Le dije a Teresa que en su momento lo hice porque prefería el color marrón al rojo del anverso, pero la verdad es que hace meses mi sobrino vomitó la mitad de sus chuches de Halloween sobre la tela y, por mucho que limpié, no logré que esa maldita mancha amarillenta desapareciera. Lo siento, yo también prefería el rojo, pero era demasiado para mi.
Para compensar por las molestias, he dejado puesta en el pasillo la pintura de los caballos galopando en el río. Me lo regaló una señora que pintaba en la calle, como agradecimiento por darle el café que acababa de comprar en un Starbucks. Le hizo tanta ilusión tomar entera una bebida tan cara que me obligó a elegir el cuadro que más me gustara. A mi, desde luego, me mereció la pena perder el dinero del café.
Espero que te guste. Carlos, un camarero del bar de enfrente, me ayudó a colgarlo y dijo que le encantaría instalarse en una casa decorada con una lámina tan bonita. No sé si lo dijo por intentar instalarse en mi cama, porque antes de que le dijera que soy lesbiana le gustaba coquetear conmigo, pero aun así espero que haga tu estancia aquí - y sobretodo tu mudanza - más agradable.
En el bar de Carlos, desde luego, sí lo conseguirán. Todos los empleados, incluso los parroquianos, son gente maravillosa. Me ayudaron y me apoyaron cuando llegué aquí y no conocía a nadie, y ahora para mi son mis amigos. Te lo digo desde ya: las fiestas que hacen los viernes son increibles, y el chorizo que sirven también.
Ve a verlos, si quieres, y diles tu dirección. Les he dejado encargado que, si te pasas por ahí, te traten como si fueras mi hermano.
Espero que seas muy feliz aquí, tanto como lo he sido yo. Si te digo la verdad, en realidad no quiero marcharme, pero no puedo rechazar el trabajo que me ha salido en otra ciudad. Al menos tengo la sensación de que dejo este lugar - más bien lo va a hacer Teresa, pero mi vínculo es más sentimental - en buenas manos.
Quién sabe, quizá nos veamos cuando vaya a ver a mis chicos del bar. He prometido que los iré a visitar en unos meses y ya me muero de ganas por hacerlo.
Bienvenido, nuevo inquilino, cuidate. 



XOXO,
Silvia


PS: Me acabo de acordar, la mesa del comedor cojea. Un folleto de comida rápida doblado viene perfecto para nivelarla. Son fáciles de encontrar, cada día aparece uno nuevo en el buzón.

lunes, 4 de septiembre de 2017

"Do you still love her?".

'Do you still love her?'
He thought about his answer for a few seconds and she waited patiently, but also she could feel the nervousness inside her.
He shrugged.
'Yeah' Hope tried to hide the sadness in her expression, but he, focused in telling her what he was thinking, didn't seemed to notice that. 'I mean, you know, she was special for me. Actually, she still is in a way. I loved her, a lot, and she was the first girl who meaned all those things to me. I think... I think you never stop loving a person who had this impact in your live, this good impact. But no, I don´t love her in a romantic way anymore. I did, but I think those feelings disappeared time ago. I will always care about her and knowing that she is okay make me really happy, but what I´m starting to feel for you, no, I don´t feel it for her'.
Hope kept silence for a seconds, noticing how she was blushing while he was staring at her, with a sweet and quiet smile in his face. Finally, she laughed, letting her happiness free, and kissed him on the lips.

sábado, 15 de julio de 2017

An advice from a dead man.

Siento los fallos que haya cometido al escribir este relato. Salvo en dos ocasiones, me he valido de vocabulario y estructuras gramaticales que ya conozco, así que seguramente la calidad disminuya bastante con respecto a mis relatos en español.
De todos modos, me apetecía compartir con vosotros mi segundo intento de escribir un texto en inglés.
Un beso, mis niños. ¡Sed felices!


We were sitting by each other at one of the dirty tables in the town's bar, the one most distant from the door.
I could hear the uncomfortable noise of the men yelling at the waiter as if it was being produced near my ear, but the man who was with me didn't seemed to care about it.
He drunk a sip of his beer and then, gently,  put the mug back in the table.
"I didn't think of the storm when I decided to come here".He said it without looking at me, but I knew he was talking to me.
I wasn't even expecting him when I entered the bar, evenmore, I didn't even knew him before.I was drinking my first beer of the night when he came in without been perceived and sat by my side. I not usually let strange men share my table, but this old man looked like a good person, gave me confidence, so I didn't protest.
"There's always rain in here, you should had count on it. Did you come here before?" He looked at me, confused and interested. I realised that, despite he had talked to me before, he didn't was waiting for a response.
"Never. Coming here it's something I should have done before, but I never was in the mood". That was an strange answer, like he was telling me secrets he really wasn't interested in share. "Are you from here, young lady?"
I thought his question was too familiar coming from a man who was an stranger to me, so I took time before answering. "Yeah, I have been living here for years, near the North Path".
"Are you still an outsider for this people?", he asked.
I looked around the room, paying attention to the drunken men.Although I could have said the name of most of them, I was sure I have had talked to only two.Somehow, most of the people at town still thought I was a stranger, an unwanted visitor who could put them in danger at any time.Usually, the mothers didn't let me talk to their children, and the sellers were unconfident when I wanted to buy their products.I only had a friend, Sehila, the wife of one of the farmers, who apparentely didn't care about my red, fuzzy hair and my pale skin.
"I don't know", I said, looking at my glass.
"Do they accept you as one of them?".
I looked at him, and his grey eyes were kind and wiseful.He understood and nodded."Do you feel bad about it?".
Sometimes, alone in my house, I really felt sad and lonely, like I had been exiled by my own neighbors at the center of the town.I loved talking to the kids, teaching things to them and learning at the same time, and I always definitely enjoyed meeting new people, going to parties and local meetings.I losted most of these things the first moment I moved into my house, and I missed them terribly."I don't want to, I know I don't have to".
"You're right, kid, but it doesn't mean thats not a reality".
"It's just, unfair, most of them don't want to even talk to me" I realized I was complaining like a little, angry child.
"Strange, you look like a nice girl", his words sounded innocent and friendly.
I smiled, shy, and then a lock of red hair fell in front of my eyes. I sighed. "They think I'm a witch".
"Believe me, I have met a lot of witches, and no one looks like you".
I stared at him, shocked. "Have you met witches? Where? How?".
He laughed, and the sound was cozzy and warm, like a laugh which a caring father would express at home. "If you want me to tell you about that, we are going to need two more beers".
When we finished our drinks, I ran to buy two more, ignoring the insistence of my new friend about paying them himself. I put them at the table and sat like a curious kid, facing him directly and looking into his eyes. He burst into laughs. "Okay, okay. I'll tell you my story".
His name was Poll, and he was a traveller. He was born in a place which I have never heard talk about, and when he was old enough to leave his home he started to walk across cities, woods and whole civilitations, living on thousand places and triying to learn all that he could. He told me that, slowly, he was reaching his objective, although it was a goal that he could never definitely achieve. Through the hours, he told me his incredible adventures, stories filled with spectres, witches and amazing people able to make magic and horrible misfortunes. He said that some of this people were his friends, other his enemies, and a few of them only marvellous strangers.
When he stopped talking, I kept in silence. "Do you think you'll find this kind of people here too, if you stay?"
He smiled, "Well, I'm not going to stay, but I already met a really special person".
He looked at me and I smiled, blushed. "Thank you". I letted pass some seconds in silence "Why are you not going to stay?"
He shrugged "My heart tell me not to".
"Like an intuition?", he nodded. "Let me go with you".
He smiled, moved "Do your heart tell you to go with me?"
I didn't know, but at this moment I didn't care about what he has to say. I just wanted to live with Poll some of those beautiful adventures. "Is it really so important what my heart says?".
"It's the most important thing! What does your heart want?"
"How am I supposed to know that?"
"Just think. If I asked you right now to come with me, to let everything you have here back, would you do it without regrets?"
The answer seemed to be obvious, but I thought about it anyway. I thought about my uncomfortable neighbors, the looks which hurt and the displacements, and I could hear my heart yelling a big "yes" to Poll question. But then I thought about Sheila and her daughter, their smiles and the smell of wood and hot cake which invaded the town every sunrise. My heart suddenly shut up. Again, he seemed to know what I was thinking.
"Listen to me, I'm going to give you an advice. There's nothing more important than listen to your heart, accept and follow his desires. If you go against them, the only thing you will achieve is hurting you. I don't want you to do that".
I nodded, silently, and he squeezed my shoulder. "It's the best for you, I promise, you'll see it someday".
"I'm sure". He smiled tenderly and took his glass to his lips.
When the waiter closed the bar, we got out to the street and I enjoyed the feeling of the nocturnal wind on my face. He looked the path during a few minutes and then looked into my eyes.
"You are a good person, kid. It had been really nice to meet you". "I'm glad, too" I answered. He smiled  and grabbed his bag, sighing "I want you to be happy, okay? As usually as you can. Take care of yourself, have a good live".
"I'll try", I was moved, and I could feel a few tears on my eyes "You too". "Don't worry. I promise I will".
We smiled, and he faced the path and started walking. He was just a profile in the darkness when I decided to yell: "Good bye, Poll, good luck!"
"Bye, young lady!"
This was the first and last time I saw him.
During years, I lived in the town, finding ways to be happy over the adversities and, when my heart told me to do it, I left. I started walking, just like Poll used to do, and I never forgot to use my intuition to make every decision I had to face.
I was happy, mature and free and, when my heart told me that Poll had died, I assumed the fact the best way I could, remembering him at every step I take.

viernes, 2 de junio de 2017

Microcuento: The world´s end.

Un grito de júbilo mientras el mundo termina, mientras el cielo se parte en dos.
A cualquiera podría parecerle extraño, estando perdido en aquella plaza abarrotada de gente, pero nadie le conoce.
Él puede ver más allá: un punto lejano tras el horizonte, la figura oscura que se esconde tras el cuerpo del inocente.
Por eso sus ojos ahora se encuentran tan abiertos, contemplando el firmamento con ilusión, por eso sonríe con la boca abierta en una silenciosa carcajada.
Lleva esperando esto largos años, está preparado.

domingo, 14 de mayo de 2017

Escena: Wave's rythm.

Hace unas semanas se me ocurrió hacerme un tablero en Pinterest de temática surfera/veraneo/playa/loqueestainocenteimaginaqueesCalifornia. Está en privado porque de momento es pequeñito y no me siento con ganas de compartirlo al mundo, dado que siento que podría contarme miles de historias. 
De momento, me ha inspirado esta escena, por lo menos la primera mitad de ella. Desde hace días vivían en mi cabeza dos chicos tumbados plácidamente en una casita soleada cercana a la playa, y finalmente los he reflejado en un papel. El resto de la mini-trama vino sola.


Escuchó el sonido errático de las gaviotas alzándose contra el murmullo de las olas al romper en la orilla, audibles desde su casa a pesar de encontrarse varias calles alejada de la playa.
Se habían asentado en el salón y ahora ambos yacían tumbados en el suelo, con las cabezas a escasos centímetros de distancia y los cabellos rubios de ella mezclándose entre el pelo aún más claro de él. La luz de sol se colaba a raudales por las ventanas abiertas, reflectándose en las paredes beige para inundar toda la habitación. El silencio era total, sólo interrumpido por los ruidos de la naturaleza producidos más allá, y Laura respiró hondo, disfrutando de aquella paz.
Miró a Erik y le descubrió haciendo figuras con las manos, totalmente abstraído en su labor. En los momentos siguientes pudo ver cómo su amigo creaba las formas de un gato, un caballo y un enorme ave.
Se dedicó a contemplarle durante un largo rato, sintiendo cómo sus pulmones se llenaban y vaciaban de aire de manera constante y tranquila, sin sufrir ningún estímulo que acelerara su ritmo. Casi sonrió, sencillamente feliz y entonces, de improviso, recordó a Meghan.
Hacía días que ninguno de ellos la veía: desde que su hermano regresara de aquel campamento en Chicago no había vuelto a quedar con ellos y no respondía a las llamadas. Sólo Lily había hablado con ella desde entonces, cuando Meghan le mandó un Whatsapp para decirle que se encontraba bien, que simplemente quería disfrutar de la compañía de su hermano tras haber pasado más de un mes sin verle.
Pero el tiempo seguía corriendo, y su amiga continuaba sin dar señales de vida. Ella no era así: por mucho que hubiera echado de menos a su hermano, amaba surfear y Laura nunca la había visto más de dos semanas sin cabalgar una ola junto a alguno de ellos. Además, se había perdido la última quedada nocturna en la playa, algo que no había hecho jamás.
De pronto, la calma y la paz parecieron ausentarse de la habitación.
- ¿Has sabido hoy algo de Meghan?
Las manos de Erik se detuvieron al instante en el aire y él las posó sobre su vientre.
- No. La verdad, empiezo a estar preocupado.
- ¿Crees… crees que le ha pasado algo? – la voz de Laura se volvió un susurro al formular la pregunta.
- ¡No! No, de algún modo lo habríamos sabido, estoy seguro.
Laura recordó la casa de su amiga, situada en el segundo piso de un edificio de apartamentos adentrado en el centro de la ciudad, pero demasiado lejos de la costa. Sólo había estado en ella un par de veces, pero le resultaba un espacio frío e impersonal únicamente amenizado por el pequeño dormitorio de Meghan, que había logrado gracias a su dueña adquirir un aspecto cálido y acogedor.
La imaginó allí encerrada, sin apenas salir durante semanas, y sintió cómo se le encogía el corazón. Ella estaba allí con Erik, disfrutando de la luz y el sonido del mar en el frescor de su salón y la alegría de encontrarse en compañía de una agradable amistad.
- Vamos a buscarla.
Se levantó resuelta de un salto y, mientras mesaba su cabello para que volviera a su forma natural después de haber permanecido esparcido por el suelo, observó a su amigo que la miraba asombrado, todavía tumbado.
- ¿Ahora?
- ¿Por qué no?
- Bueno, simplemente no me esperaba este plan. ¿Avisamos al resto?
- No hay por qué. Sólo quiero verla, saber cómo está, llamar a todos requerirá mucho tiempo que podemos emplear en ir ya a su casa.
- Relájate, respira un segundo. Si de verdad Meghan se ha aislado todos estos días porque quiere estar con su hermano, será más probable que nos dedique tiempo a nosotros si estamos todo el grupo, o al menos más gente que sólo nosotros dos. Dame un segundo, ¿quieres?, en seguida lo arreglo.
Erik se incorporó sin esfuerzo y, móvil en mano, comenzó a teclear de manera aparentemente descontrolada. Laura se quedó de pie a su lado con los brazos en jarras y, con un hondo suspiro, admitió su derrota.
- Está bien, llevas razón, tú ganas. Pero date prisa.

domingo, 7 de mayo de 2017

Microcuento: Huida.

- Esta es la libertad de un mundo que se pierde a sí mismo, hijo mío.
Lucas contempló las docenas de aves que, piando escandalizadas, se alejaban hacia el anochecer del horizonte.
- ¿Por eso parecen tener tanta prisa al volar?
- Claro. Tienen miedo de que nuestra realidad las ate a tierra y ya no las deje escapar.

lunes, 24 de abril de 2017

Microcuento: Prisionera.

Cada vez que, con los ojos cerrados, siento cómo el sueño me vence, noto un nuevo empujón desde
el colchón, golpeándome de manera que no me consigo dormir.
Miro el despertador, han pasado varias horas desde que me acosté y no he dormido ni cinco minutos.
Me doy la vuelta en la cama exhalando un suspiro exasperado, acomodándome con movimientos exagerados entre las mantas. Un nuevo golpe trata de alcanzarme en protesta y esta vez, con la mirada bien atenta, percibo el relieve de su puño asomando en la superficie de la cama.
- Estate quieta - la regaño con un gruñido susurrado. No quiero despertar a mis padres, pero sé que      ella   puede oírme -. No te gustará saber cómo me comporto después de una noche en vela.

lunes, 17 de abril de 2017

Atenea.

En un parpadeo, se encontró frente a una pila de dosieres, folios y libros tan alta que ni siquiera le permitía ver los demás escritorios que había esparcidos por la sala.
Se detuvo frente a la mesa en silencio durante unos segundos, con sus superiores aguardando a su espalda. Tras un par de profundas inspiraciones pudo escuchar la suave voz del General, que parecía deslizarse a través del aire como el más fino humo cada vez que hablaba.
- ¿Qué le parece, señorita? - a pesar de que intentaba sonar seguro, Laura pudo percibir la inquietud      en sus palabras -, ¿cree que podrá tener analizada toda esta información para el viernes?
El miércoles entraba en su ocaso, y ella lo sabía. La escena que tenía enfrente le anunciaba largas horas de esfuerzo, bombillas encendidas de madrugada y demasiado cansancio, pero aquello sólo consiguió motivarla aún más. Ningún trabajo había podido nunca con ella, y ese no iba a ser el primero.
Decidida, se volvió hacia el equipo tras ella y estiró la espalda lo máximo posible.
- ¿Tienen té aquí?
- ¿Cómo?
- Té, ¿puedo disponer de él aquí?
- Por... por supuesto - el General titubeó un segundo, sin duda sorprendido por su respuesta.
- Entonces, de por sentado que cumpliré el encargo.

miércoles, 12 de abril de 2017

Invocación.

Yra cerró inconscientemente los ojos en el mismo instante en el que su espada partió la roca por la mitad. Se mantuvo así unos segundos, quieta y callada, respirando hondo mientras aguardaba la terrible venganza correspondiente a su afrenta.
Pero nada ocurrió: ningún espíritu acudió furioso a atacarla, su arma no se volvió contra ella, las paredes de la gruta no comenzaron a derrumbarse a su alrededor.
Abrió los ojos, aún cautelosa, y observó lentamente la habitación. Todo parecía estar intacto, nada había cambiado desde que entraran allí, apenas unos minutos atrás. Tan sólo la roca de invocación se había visto modificada, ya que el color rojo como la sangre que la caracterizaba se había perdido al romperse. Ahora, partida en dos sobre el suelo polvoriento, lucía una tonalidad sucia y gris. Nada la diferenciaba de las demás piedras de la cueva.
Se volvió hacia sus compañeros, que permanecían de pie junto a la entrada. Su hermana y los miembros de la guardia observaban la sala, curiosos. Sólo la mirada azul del joven Zeron reflejaba todavía el temor que les había invadido al llegar allí. Sin embargo, también parecía aliviado.
- ¿Ya está?, ¿eso es todo?
Yra giró lentamente sobre sí misma, estudiando su entorno desde el techo hasta las paredes.
- No lo sé. Eso parece.
- No puede ser – su hermana dio unos pasos hacia delante y sus cabellos negros se agitaron sobre sus hombros – todo este camino no puede haber sido en vano.
Yra volvió a mirar la roca con un ligero sentimiento de decepción.
- ¿Qué vamos a hacer ahora? – la voz queda de uno de los guardias llegó hasta sus oídos.
Se quedó callada, pensando una buena respuesta que darle, pero entonces Zeron interrumpió el silencio.
- ¿Esa sombra estaba ahí antes?
Yra miró hacia donde señalaba su compañero. Efectivamente, una franja oscura había aparecido en la pared frente a ella, no recordaba haberla visto al entrar.
- Voy a investigar – dio un par de pasos y se volvió hacia su hermana – ¿vienes?
Pesla no necesitó ser preguntada dos veces. Corrió hacia ella y juntas se acercaron a la sombra.
Cuando estuvieron a su lado, descubrieron la puerta que se había abierto en la roca. Parecía haberse generado directamente a partir de la pared, como si esta se hubiera desgarrado hacia afuera, y la luz procedente de las antorchas se reflejaba en ella creando la sombra que había llamado su atención. Tras unos segundos de vacilación, Yra se asomó al hueco oscuro que se adivinaba tras la nueva entrada.
Apenas consiguió ver nada. La sala se mantenía en tinieblas, únicamente iluminada por las llamas que se situaban en la anterior. Sin embargo, pudo percibir las escarpadas paredes, cuya piedra formaba picos en diversos puntos, y el rocoso suelo rojizo que se extendía hacia el fondo de la habitación hasta formar lo que parecía ser un precipicio.
Dudó antes de pasar, situándose en el umbral durante unos segundos que se le antojaron eternos. Percibía a Pesla aguardando a su lado, pero se sentía incapaz de seguir avanzando. Durante todo el tiempo que ella y su compañía habían empleado para llegar hasta allí nunca había sentido miedo, ni siquiera una ligera inquietud, pero ahora el temor que experimentaba atenazaba cada uno de sus miembros.
Su hermana avanzó un par de pasos, y en sus ojos pudo ver el deseo de aventura a pesar de los peligros que pudiera conllevar. De algún modo, su presencia le proporcionó fuerzas y, con todo el valor que fue capaz de reunir, se introdujo en la estancia.
La temperatura disminuyó considerablemente mientras avanzaban, y en la oscuridad el sonido de las gotas cayendo contra el suelo parecía amplificarse. Yra caminó despacio, lo más sigilosamente posible, mientras escudriñaba el espacio negro sin obtener resultados.
Sin embargo, cuando alcanzaron el borde del precipicio su vista se acostumbró a las sombras y pudo contemplar el vasto vacío de la habitación, un mero cúmulo de piedra y humedad. Se asomó al abismo que se abría a sus pies y la oscuridad que surgía de su fondo invitaba a suponer que no tenía fin.
Lo contempló unos largos segundos mientras notaba los mechones del pelo de Pesla resbalando sobre su hombro.
- Parece que no hay nada – su hermana frunció el ceño con la vista clavada en el hueco –, qué extraño.
- Sí que hay algo, ¿notas el calor que sube del fondo? El resto de la habitación está congelada.
- Cierto – la respiración de Pesla se entrecortó un instante contra su piel –, quizá allí está lo que has invocado.
- ¿Y qué he invocado, exactamente?
Su hermana abrió la boca para responder, pero el potente bramido que se alzó desde el abismo la interrumpió antes de poder emitir ningún sonido. El volumen del rugido logró que retrocedieran unos pasos, atemorizadas: Yra no había escuchado nunca a una bestia expresar un ruido como aquel, y creía imposible que ninguna que conociese pudiera hacerlo.
- ¿Qué es eso? – Pesla gritó, alzando la voz por encima del sonido ensordecedor.
Una forma se elevó desde el hueco del precipicio, respondiendo a su pregunta.
Durante un segundo, Yra sólo pudo ver unos enormes cuernos asomándose sobre el borde del mismo, su superficie negra brillando contra la leve luz de las antorchas. Sólo cuando estos alcanzaron su fin pudieron empezar a vislumbrar la cabeza escamosa sobre la que se asentaban.
Yra sintió cómo su corazón se aceleraba a medida que emergía el dragón: su cara era tan alta como la pared situada al fondo y las rojas esferas de sus ojos, aun grandes como ruedas de carro, parecían pequeñas en comparación con sus fauces. Estaba segura de que, de pretenderlo, la bestia podría devorar a toda su comitiva de un solo bocado.
Finalmente, el ser se detuvo. Las miró pensativo y fiero mientras ellas, sintiéndose repentinamente diminutas, alzaban la vista para tratar de obtener, inútilmente, una imagen completa de él.
El dragón exhaló pesadamente, azotándolas con su aliento ardiente. Abrió las mandíbulas y, al tiempo que mostraba unos colmillos afilados y grandes como estalactitas, habló con una voz profunda y grave.
- ¿Quiénes sois, intrusas?, ¿por qué me habéis llamado?

sábado, 1 de abril de 2017

Tag de la diva.

¡Hola, mis niños!

Hoy os traigo un tag que vi en Youtube, en el canal de Dulceida, fue creado por Juanmasaurus. Consiste, como todos los tags, en responder a las preguntas que se plantean, haciendo estas referencia a canciones interpretadas por "divas" del mundo de la música.

Esta no es una entrada demasiado acorde a mi contenido, en realidad, pero no os imagináis cómo me motivé escuchando las respuestas de Dulceida, así que tenía que hacerlo yo también sí o sí.

1. Canción que te recuerda a alguien.

Whenever, wherever. Shakira.

Me he criado escuchando, entre otros artistas, a Shakira. Esta canción no me recuerda a alguien, sino a algo en especial: los viajes en coche que hacía de niña con esta mujer de fondo.


2. Canción antigua que te guste.

Lady Marmalade. 


Supongo que una canción del 2001 contará como "antigua". Siempre me ha gustado mucho en general, pero sobretodo la parte en la que canta Christina Aguilera, adoro su voz

3. Canción que odias.

Run the world. Beyoncé.


Lo siento. Lo he intentado varias veces, pero ni siquiera la soporto lo suficiente como para escucharla entera.

4. Canción de la que te sepas la coreografía.

This is how we do. Katy Perry.

Habría puesto Single ladies, pero ya coincido en una opción con Dulceida y estoy segura de que esa canción sería la elegida por muchos, así que voy a hacer un desesperado por al menos parecer original. Si damos por válido el helado haciendo twerking que sale en el vídeo, supongo que estoy diciendo la verdad, ¿no?

5. Artista nueva que te vuelve loca ahora mismo.

Ariana Grande.

No es un artista nueva, pero hasta hace muy poco no me había dado cuenta de lo que me gusta su voz. En realidad es ahora cuando he empezado a escucharla con un verdadero interés.

6. Canción nueva que te encante.

Million reasons. Lady Gaga.


Esta es la respuesta que he copiado. Tardé mucho en escucharla cuando se lanzó, pero me tiene totalmente enamorada. Me parece un tema exquisito, con una letra y un mensaje preciosos, cada vez me gusta más.

7. Canción que te motive.

Love on top. Beyoncé.


De mis favoritas de Beyoncé, aunque no es tan conocida como otras. Parece que no, pero siempre acabo bailando por la habitación cuando la escucho.

8. Canción favorita de diva.

Candyman. Christina Aguilera.


Es mi favorita con diferencia. Ya no es sólo por la voz de Aguilera, que ya he comentado que amo, también tiene un cierto encanto que me anima cada vez que la escucho y me hace desear secretamente ser una chica pin - up. 



Bueno, esto es todo por hoy. Espero que la entrada os haya gustado o, por lo menos, entretenido. ¡Sed felices!

domingo, 19 de febrero de 2017

Beloved man.

Me agarra del cuello y comienza a apretar, privándome de aire. Duele, me queman los pulmones, pero me obligo a intentar respirar. Me obligo incluso cuando ya estoy muerta.
No es consciente de que me ha matado, al menos durante un momento. Se queda mirando mi rostro, mis ojos abiertos dirigidos inertes al techo, observándome como si creyera que soy parte de un sueño.
Sólo cuando por fin se entera que lo que me ha hecho se levanta de encima mía. Está a punto de hiperventilar, nunca he visto tanto miedo en su expresión. Supongo que es irónico que se muestre tan preocupado cuando él sigue vivo y yo ya no estoy por su culpa, pero permanezco sentada junto a mi cuerpo mientras le observo caminar a trompicones de un lado a otro de la habitación.
Se agacha y me sujeta las manos, pero luego recapacita y se levanta de nuevo para ir a buscar un trapo con el que limpiármelas. El muy idiota se cree que nadie sospechará de él si no encuentran sus huellas en mi cuerpo, a pesar de que es mi marido. Frota con la tela todo mi cuerpo, incluyendo la nueva marca amoratada que ha aparecido en mi cuello, sin que en sus ojos aparezca ningún rastro de arrepentimiento. Sólo quiere librarse de mí, de la responsabilidad por haber acabado con mi vida, le doy igual yo.
Después de deslizar el trapo por todos y cada uno de los muebles del salón se marcha de allí, dejándome tirada junto a la mesa de café. Me encanta esta mesa, cuando la compramos estaba deseando poder usarla hasta ser una anciana. Es increíble cómo ocurren las cosas.
Vuelve al cabo de un rato y con cuidado me coge en volandas, moviéndose con precaución como si creyera que de un momento a otro mi cuerpo revivirá para rebelarse y darle unas patadas. Me encantaría hacerlo, ojalá fuera posible, sería genial poder golpear esa cara que sólo refleja temor.
Me lleva al garaje y me arroja en el maletero abierto, sin preocuparse un instante por al menos tratar mis restos con un poco de dignidad. Me siento ofendida: suponía que reaccionaría como en las películas que siempre he visto, como dicen en las series de policías, tratándome con cuidado y delicadeza y con lágrimas en los ojos arrepentido por haberme matado. Ya veo que no le importo tanto.
El trayecto en coche se me hace eterno en la oscuridad, pero cuando por fin me saca la noche que me espera en el exterior es tan cerrada que no supone una gran diferencia. De nuevo en sus brazos, me conduce a través del bosque hasta una zona poco transitada, junto al río, y me tiende en la orilla de cualquier manera. Hace amago de cubrirme con las hojas, pero parece cambiar de idea, y una última mirada de soslayo es todo lo que obtengo de él antes de que se pierda entre los árboles.

De modo que es esto. Finalmente, así ha acabado lo nuestro. Me siento junto a mi misma y me quedo contemplando el discurrir del río, alguien terminará encontrándome.

martes, 7 de febrero de 2017

Alienación.

No te está permitido soñar, quítate esa estúpida ropa.
Imágen de Destiny Blue
Es mi piel.
Aquí no vale.
Mira durante un momento a ese gigante gris, pero no puede soportar la vista de sus ojos acusadores durante mucho tiempo. Trata de resistirse débilmente - pero con todas las fuerzas que le quedan - manteniéndose inmóvil, sin obedecer la orden, pero como él hay muchos gigantes más a su alrededor, y crecen sin parar elevando sus cuerpos sobre ella, hasta que el cielo ya gris se torna insoportablemente oscuro.
No se atreve a volver a alzar la mirada y, cabizbaja, comienza a retirarse aquel atuendo que trata de adherirse a ella, se resiste a separarse, ya que forma parte de su ser.
Comienza con la cabeza, y los rizos rosados de su cabello dejan paso a una pálida e inerte melena rubia; lo desprende de su torso, y las ondas psicodélicas son sustituidas por un triste traje con corbata; las zapatillas brillantes se apartan para permitir vislumbrar unos zapatos de tacón tan negros como los de los demás.
Finalmente, su piel cae a sus pies como un remolino de color. Ahora ella es gris, pálida y, aunque aún pequeña, encaja perfectamente entre los seres que la rodean.
Levanta la vista tímidamente hacia el gigante, él la sonríe con aprobación. 

viernes, 27 de enero de 2017

Limpiando las telarañas.

Hola, mis niños. No sé si seguís por aquí a estas alturas, pero hola.


Al final, el tiempo de descanso se ha alargado mil veces más de lo que tenía pensado. Creía que un par de meses bastarían para volver a animarme, para conseguir que retomara con ilusión la rutina de volver a escribir para tener una entrada que publicar cada Viernes.
Bueno, a día de hoy, eso sigue sin pasar.

Resultado de imaxes para gif cenicient

Creo que en su día, simplemente me quemé. Pienso que lo que pasaba no era la necesidad de un descanso, sino de un cambio de planes. Ya no puedo siquiera pensar en volver a establecer una rutina, mi mente huye cada vez que me planteo la idea, y durante una temporada creí en serio que el blog había muerto, que mi etapa de Blogger había llegado a su fin hace meses.

Pero el caso es que, de vez en cuando, tenía ganas de compartir algo. Todavía hay tags que deseo subir y reflexiones que quería contaros, pero al final no me animaba a ponerme a escribir, digamos que llevo unas semanas de bajón escritor, tanto sobre estos lares como sobre mi novela.
Resultado de imaxes para te daría el mundoPor eso, vamos a agradecer todos que me animara a leer de una vez por todas "Te daría el mundo". Este libro me ha cambiado, me ha devuelto las ganas de escribir a todas horas y se ha quedado con mi amor, pero este no es el momento para ponerme a fangirlear como si me fuera la vida en ello, así que vamos a dejarlo en que creo que le debo mucho, que le voy a deber mucho en un futuro, y en que el "rehaz el mundo" que tengo pegado en el borde de mi ordenador ahora mismo (escrito sobre un post - it, no pintéis vuestros ordenadores directamente) ahora mismo me inspira más que ninguna otra cosa.

LEED ESE LIBRO 

Bueno, a lo que quería deciros, creo que es el momento de volver a retomar este pequeño espacio de la red. Sin embargo, no me encontraréis por aquí un día fijo, a una hora establecida. Publicaré cuando me apetezca, simplemente, sin agobios, no vaya a ser que me pase otra vez lo que me pasó en su momento, y creo que eso será bueno para todos: como yo compartiré cosas cuando quiera, lo haré porque de verdad lo deseo, no por sentirme "obligada", y espero que eso se note en un mejor contenido para vosotros.

Dicho esto, me despido por hoy, aunque no sé cuándo volveré. Sólo espero que sea en relativamente poco tiempo, y no en dos meses, pero definitivamente volveré.

Un beso, mis niños. Sed felices.