Ella, la del corazón sangrante.
La del alma en pena que llora lágrimas negras.
Ella, cuyas desgracias no se pueden contar.
La que ha visto la muerte pasar ante sus ojos.
La que ya no quiere, la que ya no ama.
Pues eso sólo trae pesar.
Avanza por las calles, fría y silenciosa.
Como la novia fantasma, como la virgen negra.
Muerta en vida, una fenecida entre la sociedad.
Porque ya no queda nada para ella.
Sólo muerte, dolor y sombras.
Y el temor a la luz, y el odio al mundo.
Pues ella es la desgracia disfrazada de felicidad.
Pero ya no llora, ya no grita, ya no suplica en busca de
comprensión.
¿Por qué conservar la esperanza, si ya nada existe? ¿Por qué
molestarse en seguir viviendo, si ya no queda nada por lo que respirar?
Ella, que huele a llanto.
Que ya no vive, que sólo sufre.
Que sueña con sus ojos sin luz, con abandonarlo todo, con
desaparecer.
La dama en pena, la del suspiro agotado, la de la eterna
tristeza.
Dolor, oscuridad, silencio.
La pacífica destrucción.
Que envuelve la muerte, el olvido, la desgracia.
Y nada más.
Simplemente ella. Maravillosa y poética descripción. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarSaludos.
Muchas gracias. saludos :)
EliminarSobrecogedor y hermoso poema ¡un gran trabajo Irene!
ResponderEliminarSaludos!!
Nunca me habia salido algo parecido a "un poema". Muchas gracias :D
EliminarSaludos :)
Un poema precioso Irene ^^ Es decir, es muy triste, pero me ha gustado mucho (a mí es que me va lo triste xD)
ResponderEliminar¡Un beso!
A veces pienso que a mi también, en exceso xDD
EliminarMuchas gracias ^^
Un beso.
¡Precioso! Con mucha emoción y sentimiento♥
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