- Tom, ¿qué te ocurre?
- Esa gente está triste – el niño señaló la timba, con ojos llorosos – Están encerrados ahí abajo y no pueden salir, nunca podrán. Los muertos son tristes, este lugar es triste.
- Ey, Tommy, no llores – se acuclilló junto a él, y trató de secar las lágrimas que resbalaban por sus mejillas – No estés apenado, el cementerio no es un lugar triste, sino hermoso. Ven, te lo enseñaré.
Le cogió de la mano y logró que, tras unos segundos, caminara a su lado. Una ligera brisa revolvía su pelo y agitaba las flores yacientes ante las lápidas; lo cierto es que comprendía la visión lúgubre que tenía mucha gente sobre los cementerios – la piedra gris, el silencio, la certeza de estar caminando entre cuerpos sin vida – pero él lo encontraba hermoso, a su manera. Se detuvo junto a una de las tumbas, decorada con la foto de una anciana mujer.
- Mira Tom, esta es Judith, ¿ves cómo sonríe?
- Sí...
- Sonríe porque fue feliz en la vida, estoy seguro. Y mira cuántas flores, cada ramo es una persona querida, y aquí hay muchos. Todas esas personas quieren a Judith y, si ella los está viendo, debe de ser muy feliz sabiendo lo amada que es, ¿no crees?
- Ahá – un leve esbozo de sonrisa apareció en el rostro del niño – Pero abuelo, ¿y ese chico de ahí?
Tom señaló una lápida situada unos metros a la derecha. Grabada con el nombre de Matthew, mostraba la foto de un chico joven de gran sonrisa, apenas había llegado a cumplir veintitrés años.
- ¿Ese chico?
- Sí, él no es un viejito, es tan mayor como la prima. ¿No estará triste?, no va a poder ir a la universidad, ni casarse, ¡ni conducir un camión!; ¿no estará triste por haberse perdido tantas cosas?
- A lo mejor sí, hijo mío – no podía engañar a su nieto, una muerte a tan temprana edad nunca debería ocurrir – quizá sí esté triste por haberse perdido todo eso, es cierto, pero por eso mismo atesorará mucho más todos los recuerdos que sí pudo conservar. Y aprenderá a estar bien con ello, al igual que su familia, y todos terminarán siendo felices con los momentos que vivieron juntos, lo sé. No estés triste tampoco por él, aprenderá a reír de nuevo.
Durante un momento de silencio, Tom contempló todas las tumbas que le rodeaban: los nichos, las lápidas, las cientos de fotografías y flores, los ángeles y cruces cubriendo los huecos vacíos. Las lágrimas que antes habían ensuciado sus mejillas redondas habían desaparecido.
- ¿Toda esta gente aprenderá a reír?
- Claro. Judith y Matthew, y todos los demás. Es cierto que a algunos les costará más que a otros, pero el amor siempre perdura, y eso les ayudará. Por ello este es un lugar hermoso: porque, a pesar de todo, el cariño, los recuerdos, las historias felices, no desaparecen. Nunca desaparecerán, y sitios así nos lo recuerdan.
El niño sonrió ampliamente, esta vez convencido, y cogió de nuevo la mano a su abuelo. Juntos caminaron hacia la salida del cementerio, pero con el recuerdo perenne de aquel momento, de aquel día. Con la certeza de que el amor nunca muere.
"Con la certeza de que el amor nunca muere"
ResponderEliminarSin duda lo más hermoso de los cementerios son los recuerdos que flotan en el aire, todas las historias que se han vivido, los momentos tristes y los felices. El recordar a nuestros difuntos en sus mejores es lo que realmente hace que conservemos una sonrisa cuando los nombramos.
Un texto realmente precioso y muy emotivo
Un beso
Lena
PD: No se si puede interesarte, pero actualmente tengo activo un concurso nacional de relatos de terror .
Siempre deberíamos recordarlos así, aunque a veces sea difícil.
EliminarMuchas gracias, un beso ^^
Pues sí me interesa, me pasaré en cuanto pueda para informarme :)
¡Un relato precioso! felicidades :D
ResponderEliminarMuchas gracias ^^
EliminarQue de tiempo sin leerte, Irene. Y que bien que escribes. Me encanta como en tan poquitas palabras puedes hacer sentir tanto.
ResponderEliminar¡Un besote! :)
Siempre es un placer verte por aquí :) Mil gracias, de verdad ^^
EliminarUn beso.
Un relato precioso, Irene *-* Es muy triste, pero me encanta, porque también es feliz y te emociona ^^
ResponderEliminar¡Un beso!
Muchas gracias :)
EliminarLo bonito del cementerio, jajaja.
Un beso :)
Vale. Es muy bonito. Pero a pesar de tu propósito, me parece triste xD La verdad es que nunca he ido al cementerio, aunque algún que otro familiar cercano ha fallecido... Pero, ¿a quién no le pasa? Supongo que algún día (espero que más tarde que pronto) iré.
ResponderEliminarUn beso ^-^
A pesar de todo, siempre tienen algo triste.
EliminarYo también espero que más tarde que pronto :)
Un beso ^^