Tap, tap.
Unos pasos más.
Hasta el final del pasillo.
Tap, tap.
Oigo tu respiración.
Tap, tap.
Tras la puerta entreabierta.
Tap, tap.
Me ves, y sollozas aterrorizado.
Tap, tap.
¿De qué tienes miedo? Sólo es un cuchillo.
Tap, tap.
No me mires así, por favor.
Tap, tap.
Deja de llorar...
Tap, tap.
¡HE DICHO QUE DEJES DE LLORAR!
Tap, tap.
Un movimiento de la hoja, y la sangre cubre la pared.
Tap, tap.
Ya no lloras.
Tap, tap.
Ya no me miras mal.
Tap, tap.
Pero estás muy sucio, bañado con tanta sangre.
Tap, tap.
No pasa nada, yo también me he manchado, ¿ves?
Tap, tap.
Ahora somos iguales, y podrás quedarte conmigo. Para
siempre.
Tap, tap.
Un beso tiñe de rojo mis labios.
Tap, tap.
Hasta luego, cariño.
Tap, tap.
Media vuelta, la habitación a mis espaldas.
Tap, tap.
Unos pasos más.
Tap, tap.
Alejándome por el pasillo.
Tap, tap.
Hacia la oscuridad.
Tap, tap.
Tap, tap.
Tap, tap.
Uff, el relato me ha gustado pero al mismo tiempo es horrible. No porque tú lo hayas escrito, sino porque me temo que es verdad en muchos momentos... Tú lo has reflejado muy bien, Irene :)
ResponderEliminar¡Un beso!
Yo también lo temo, he visto bastantes cosas estudiando Criminología. Dirás que estoy un poco mal escribiendo sobre cosas tan horribles que sé que pueden pasar... yo también creo que estoy algo desequilibrada jaja.
EliminarMe alegro de que te haya gustado.
Un beso ^^
Parece que últimamente estás sacando tu faceta criminologa.
ResponderEliminarUn relato muy crudo. Pero el tema tratado no podía llevarse de otra forma, o no resultaría creíble.
Saludos.