domingo, 23 de agosto de 2015

Te lo daré todo.

Te lo daré todo, todo lo que existe en mi interior.
Mis sueños, mis frustraciones; mis esperanzas y deseos. Todo lo que tengo, todo lo que soy y lo que alguna vez fui.
Todo eso te lo doy, te lo regalo, así qué cógelo si algún día quieres.
¿Para qué lo quiero yo? Ya no lo necesito, ya no me sirve de nada. Todo se ha ido, todo por lo que un día llegué a vivir, así que aquello que construí en relación a ello no tiene ninguna utilidad... quizá la tenga para ti, quién sabe.
Por favor, acéptalo, no me digas que no. Quiero dártelo, sólo tú sabes valorarlo como creo que se merece: porque tú siempre lo has hecho; siempre has guardado los recuerdos, siempre has amado el viento del pasado y la marca de la experiencia, la dulzura del primer amor y la memoria de los grandes momentos. Te admiro por ello, de veras, pero yo no puedo hacerlo.
Yo sólo quiero seguir adelante, esfumarme y regresar lejos de aquí. Ligera como el aire, sin peso a mis espaldas, sin la carga de todo lo que tuve dentro, de todo lo que he sido. Por eso te lo doy a ti, para que lo guardes porque, aunque ya no lo quiero, tampoco deseo que se pierda en el camino.
Cógelo, te lo ofrezco hoy: con las manos llenas, el ser vacío, llena de paz y de nada, los ojos cerrados y la sonrisa en el rostro, exactamente como quiero estar. Sólo espero que algún día puedas perdonarme, que algún día sepas vivir con el peso que te cargo, sé que podrás.
Si no lo supiera, si no estuviera segura de ello, no lo estaría haciendo. Pero aquí estoy, con el corazón abierto, sólo para ti. Sólo a ti te lo daré: todo, todo lo que tengo, todo lo que soy y alguna vez fui.
Puede que nos volvamos a ver, quizá.

3 comentarios:

  1. Es una preciosidad, Irene, aunque súper triste.
    Un besazo :)

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