No hay nada, sólo silencio, sólo oscuridad.
No sé cuánto tiempo llevo así… ¿cuánto será?
Apenas recuerdo el momento en que entré aquí, con los ojos
tapados avanzando deprisa por pasillos que no parecían tener fin. Antes de
vendarme me quitaron todo lo que tenía: me quitaron mi ropa, el reloj de mi
padre y la foto de mi querida y dulce esposa. Me lo quitaron todo y me
encerraron aquí.
¿Y por qué? Por robar una mísera barra de pan.
Una barra de pan no vale tanto, es imposible. Los panaderos
hacen cantidades enormes de pan al día y yo solo cogí una… por más que lo
pienso, no me parece que cuatro años en la cárcel sea un castigo justo.
Pienso mucho, en muchas cosas, pienso sin parar, ¿qué puedo
hacer si no? Entre estas cuatro paredes no hay nada, nada en absoluto: no hay
muebles, no hay trabajos, no hay gente, no hay luz, no hay ventanas, no hay
día, no hay noche.
Estamos solos un camastro, mis pensamientos y yo.
Ah, y esa maldita puerta.
La tengo justo enfrente. Es negra, casi imperceptible y me
es imposible abrirla. Sólo pueden abrirla ellos para darme la comida. Cada
cierto tiempo, no sé cuánto, un maldito brazo aparece por una rendija con un
plato y un vaso de agua. Eso es todo lo que he visto de un ser humano – y de un
ser vivo – desde que me metieron aquí.
Porque no salgo de aquí, no puedo salir de aquí, jamás, en
ningún caso. No veo nada, no veo a nadie, pero ellos me pueden ver a mí. Lo sé,
me vigilan, continuamente. Si grito, si me agito, golpean la puerta y me tengo
que callar. Por eso lo sé, no estoy loco. Dentro de poco lo estaré, pero aún no,
aún no…
Mi adorable esposa me ayuda a no estarlo, pienso en ella, la
pienso mucho. Siempre que me despierto la pienso más, pero siempre la recuerdo
menos. ¿Cómo es eso posible? Su rostro se va volviendo borroso a medida que
pasa el tiempo. Todo se hace borroso: mi casa, su rostro, mi pueblo, el mar…
¿Cómo olía el mar? No recuerdo cómo olía, ni el ruido de las olas…
Ni siquiera recuerdo mi rostro, llevo tanto tiempo sin verlo
que ya he olvidado cómo era… Mis ojos… eran verdes ¿no? A mi esposa le gustan
mis ojos, siempre me lo decía, quería que nuestros hijos los heredaran.
¿Tengo hijos? No, no tengo… estoy casi seguro. Pienso tanto
que mis recuerdos se mezclan con mis ideas y a veces los confundo… Me gustaría
tener hijos, con ella. Si salgo de aquí, me gustaría tenerlos…
No sé si saldré de aquí… no sé cuándo… El día y la noche
aquí no existen. Y si no existen ellos, no existe el tiempo. Y si no existe el
tiempo, yo no entrado en ningún momento aquí, y no saldré en ningún momento. Y
si yo no he entrado en ningún momento aquí, pero estoy aquí… ¿significa que yo
no existo? Pero yo tengo que existir… si no, no tendría recuerdos… y los tengo…
en mis recuerdos aparece mi esposa… y, si de algo estoy seguro, es de que ella
existe… y si ella está en mis recuerdos, mis recuerdos existen… y si ellos
existen, yo existo.
¿No es maravilloso? ¡Existo! ¡No soy una ilusión! Qué
maravilla, es lo mejor que me ha pasado desde que estoy aquí, existir…
¿Y tú? ¿Tú existes? Claro que sí. Porque estás aquí,
escuchándome, tienes que existir…
¿No? ¿Cómo que no?... ¡No! Por favor, no te vayas, no me
dejes otra vez solo. ¡Vuelve! ¡Vuelve por favor! ¿Estás desapareciendo? ¿Por
qué estás desapareciendo? No me hagas esto por favor… ¡Por favor! Lo siento
mucho, no he querido decir que no existieras… No me dejes solo, ¡te lo ruego!
¡Vuelve!
Vuelve…
Por favor…
…
No solo escribes, sientes, reflexionado, tienes conciencia social y personal. Que suerte que tu padre me haya dado la dirección de tu blog. Sigue escribiendo, sigue ayudándonos a soñar, a reflexionar. Un beso. Lorena
ResponderEliminarRelato de mucho nivel. A veces me sorprendes, no solo por tu forma de escribir, sino por la madurez que desprendes en cada una de tus frases. Ves y sientes las cosas como alguien mucho mayor que tú.
ResponderEliminarUna de dos... O eres muy lista, o has vivido mucho para tu edad.
Mil gracias. Me encanta este relato.
EliminarQuizá la madurez se deba al tema del que hablo, que sucedió de verdad y realmente me impresionó.
Me gustaría pensar que soy muy lista, jaja, porque no he vivido mucho para mi edad.