martes, 8 de julio de 2014

La pequeña.

Todos esperan su llegada. Todos quieren ver a la pequeña.
Ella es luz y alegría que ilumina todo cuanto la rodea. Cuando viene, el pueblo se llena de color, feliz de volverla a ver corriendo por la calle con sus oscuras trenzas al viento, riendo y sonriendo a cualquiera en su camino, insuflando vida al lugar.
Cuando cruza la puerta de la casa de sus abuelos, estos dejan de ser ancianos y se vuelven jóvenes como antaño. Juegan, saltan y bailan con la niña, que resuelve sus problemas y cura sus dolores sólo con mirarles.
La pequeña, cuyo nombre es el mismo que el del pueblo, es mágica. Gracias a ella, el dolor y la pena se esfuman, la paz y la alegría aparecen más nítidas que nunca. Los campos son más productivos, los pájaros cantan más alto, hace mejor tiempo y la gente es más feliz. Hay fiestas, mercados y juegos y todo es hermoso.
La quieren, y ella les quiere a ellos. Pronto vendrá, y volverá bendecirles transportando la magia a todas las casas, calles y rincones que esperan.
Que la esperan a ella, a la pequeña.

Rafaela Flores Calderón, niña.  ESQUIVEL Y SUÁREZ DE URBINA, Antonio María

3 comentarios:

  1. ¡Muchísimas gracias, de verdad! ¡Que ilusión!
    Descuida, en cuanto pueda (más pronto que tarde) publicaré la entrada y te lo haré saber.
    Gracias, gracias, gracias.
    Un abrazo :))

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  2. Para mi la pequeña, es mi niña de tres años Lidia. Ella me hacer sentir todas las sensaciones que has descrito en tu relato. Es muy salada, alegre y tiene una carita para comérsela.

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    1. Oh, qué adorable, me gustan mucho los niños. Me alegra haberte hecho recordar a tu niña con mi relato, es muy bonito.

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