Me siento enormemente afortunado ahora mismo, bendecido por
tu pacífica belleza que aplaca los sentidos.
Adoro contemplarte así, dormida, ajena al mundo cruel que
sólo quiere dañarte y sumida en dulces sueños de romance y alegría. Una sonrisa
se refleja en tu rostro, iluminando esos finos rasgos que siempre he amado,
seguramente estés viendo algo feliz, me alegro mucho.
Pero me alegra más ser yo el único que puede contemplar este
momento. Ser yo la única persona que sabe que sonríes en sueños; que no emites
esos ronquidos que tanto me molestan, que en vez de eso suspiras suavemente;
que sueles moverte dormida en las noches cálidas de verano; que nunca duermes
de boca abajo. Sólo yo tengo la fortuna de saber todo esto, aunque ni siquiera
tú sepas que lo hago.
Nadie lo sabe, aún nadie es consciente de mis visitas
nocturnas a través de tu ventana, de que cada noche entro a tu habitación para
ver pasar las horas oscuras contemplando tu piel blanca como el marfil
iluminada por la luna, tus suaves labios del color de las rosas, escuchando tu
respiración y aspirando el aliento en tus suspiros. Te amo.
Y tú me amarás a mí, aunque todavía no seas consciente de
ello. Sé que algún día te rendirás a mí, a mis halagos, a mis miradas furtivas
y mis sonrisas al servirte la comida en el salón. Sé que algún día existiré
para ti, y significaré tanto en tu vida que enfrentarás viento y marea con tal
de tenerme a tu lado. Un día te casarás con este humilde plebeyo que tanto te
admira, y entonces podré contemplarte cada noche con la tranquilidad de quien
conserva un tesoro de manera legítima.
Sin embargo, mientras espero la llegada de ese momento, me
conformo con esto.
Una ligera brisa atraviesa las cortinas y agita levemente
las sábanas que cubren tu cuerpo, provocando que te acurruques más en ellas
entre muecas de fastidio. Pobrecita, es cierto que está haciendo algo de frío
últimamente... pero no te preocupes, cerraré la ventana al salir, no deseo que
enfermes.
Me marcharé con el canto del primer pájaro, y descansaré en
mi humilde jergón hasta que llegue la hora de servirte el desayuno. Con una
gran sonrisa, con la luz que reflejas en mi rostro, con mi mejor saludo tras
velar tu sueño.
Esta noche, como tantas otras. Para siempre.
Imagen sacada del cartel de El Perfume, película en la que
me he inspirado para escribir este relato.
Vaya. Eso es muy siniestro. Pero está muy bien escrito xD (Aunque ahora esta noche no voy a dormir tranquila) >.<
ResponderEliminarNo se te puede negar que tienes ideas originales, incluso aunque esté basada en una película ^-^
Te he nominado a dos premios, pásate por mi blog cuando puedas :P
¡¡Un beso!! :3
Muchas gracias, eso en el fondo es un poco la idea jajaja
EliminarMuchas gracias, me pasaré en seguida :D
Un beso ^^
La verdad es que está muy bien, pero me resulta extremadamente perturbador, para qué mentirte xD Y, sinceramente, la foto no ayuda nada... Es un poco creepy xD
ResponderEliminarAún así, está muy bien, y me gusta (pero eso, que es muy siniestro)
¡Un beso!
Lo creepy de vez en cuando mola ^^
EliminarGracias :)
Un beso.