jueves, 30 de junio de 2016

Apps para aprender idiomas.

¡Hola mis niños!
Hoy os traigo una entrada un poco más especial, ya que voy a hablaros de las Apps que uso o he usado alguna vez para aprender idiomas. No son muchas, porque la mayoría de las veces he acertado a la primera con la elección, pero quería enseñaros aquellas que conozco personalmente para poder hablar con algo de propiedad.
Soy una persona muy curiosa, y desde hace tiempo tengo ganas de aprender algún idioma nuevo y, sobretodo, mejorar mi inglés. Es cierto que unas buenas clases de idiomas siempre serán mejores que una aplicación, pero personalmente me encuentro con el problema de que, 1. este curso me ha tenido estudiando a tiempo completo casi todos los días y, 2. también me he sacado el carnet de conducir y con tantas clases que he tenido que dar, no estoy en el mejor momento para pagar un curso de idiomas.
Por eso me lancé a probar con estas famosas aplicaciones para aprender por mi cuenta, y puedo hablaros aquí de tres. Todas ellas están disponibles en Play Store, que es donde las bajo yo:

DUOLINGO



Estoy segura de que muchos habéis escuchado hablar de esta app, ya que es una de las más famosas dentro de la temática. Se trata de una aplicación que, a través de pequeñas “unidades temáticas” con ejercicios de pronunciación, audio, vocabulario y gramática te va enseñando el idioma elegido.


Eso sí, no esperéis obtener un C2. Yo intenté usarla para mejorar mi inglés y con mi B2 de base ya no había nada nuevo que esta app pudiera enseñarme, simplemente me sirvió para no perder conocimientos.
Sin embargo, está muy bien si quieres aprender un nuevo idioma y saber defenderte más o menos con él. Yo ahora mismo estoy aprendiendo italiano y peleándome con el francés y aunque estoy empezando de momento va bastante bien.
Con respecto a las lenguas que puedes aprender, no son ilimitadas: cuando empiezas, al elegir un idioma que aprender la app te enseña una lista de aquellos que puedes aprender según la lengua que domines. Para hablantes de español hay Inglés, Italiano, Francés, Portugués, Alemán y Catalán.
Tengo que decir que para hablantes de inglés, además de estos (menos el Catalán), hay un montón más: Holandés, Irlandés, Danés, Sueco, Turco, Esperanto (que es una lengua construida para servir de idioma auxiliar con el que pudiera entenderse todo el mundo), Noruego, Ucraniano, Ruso, Polaco y Galés. No sé si se tiene que dominar el inglés para aprender estos, porque todavía no lo he probado, pero me encantará intentarlo cuando avance más con los idiomas que estoy aprendiendo ahora.
Con respecto a la exigencia, la forma “normal” de avanzar es dedicando unos diez minutos (20 exp.) todos los días, de manera que la app te avisa cuando han pasado 24 horas desde tu último avance, para que no te olvides de practicar. Sin embargo, el tiempo a dedicar cada día se puede modificar en todo momento (a 10, 30 o 50 exp.).
Como último dato, deciros que los ejercicios de pronunciación a veces son un tostón, porque la app puede captar vuestra voz o no depende del día. No esperéis mucho de estos.

https://play.google.com/store/apps/details?id=com.duolingo&hl=es

HELLO TALK



Esta app la uso desde hace menos tiempo, así que tengo menos que contar.
Básicamente se trata de aprender, aunque sobretodo mejorar, idiomas a través de conversar con personas que los dominen. Es como una red social en la que puedes chatear, mandar notas de voz… para practicar la conversación (que al final es lo que más importa) en el idioma elegido.
La idea es aprender idiomas con un hablante nativo, de manera que tú por otro lado le enseñes tu idioma al otro, para hacer así un intercambio entre los dos. La manera más útil de hacer esto es mediante la opción “Intercambio de idioma”, que os permite variar la lengua hablada según determinados límites.


El problema de esta app está, lamentablemente, en las personas. Aunque la mayoría son gente buena para practicar, hay que tener cuidado y saber descartar a aquellos que están ahí para vacilar y ligar de los que verdaderamente te van a valer la pena. Para esto, y en caso de que quisierais, la app dispone de una opción de bloqueo de usuario.
Por otro lado, los avances que puedas realizar se deberán también no sólo a tu propia iniciativa, sino a la persona con la que estés hablando. De esta manera, me es difícil hablaros de las capacidades de la aplicación para enseñar el idioma, ya que estas se ven ligadas a la subjetividad de los usuarios que se encuentren en ella.

https://play.google.com/store/apps/details?id=com.hellotalk&hl=es


ABA ENGLISH



Esta app es de las más completas que he visto: Consta de más de 100 unidades divididas en 6 niveles de aprendizaje. Para cada unidad hay ejercicios de audio, voz y gramática bastante más trabajados que en Duolingo y consta de un vídeo en el que se te explica en inglés la gramática que vas a aprender.
Además, se supone que la aplicación te hace llegar un certificado oficial cada vez que superas uno de los 6 niveles.
¿El pero? No es gratis.
Bueno, una parte sí, la suficiente para que te enganches y te plantees pagar (yo me lo llegué a pensar). La aplicación te permite hacer gratis la primera unidad de cada nivel y, por otro lado, ver los vídeos de gramática, pero para todo lo demás hay que pagar una suscripción.
El problema es que no sé deciros el precio, porque no me suscribí y terminé desinstalando la aplicación, así que si estáis interesados sólo tenéis que descargarla y consultar allí.

https://play.google.com/store/apps/details?id=com.abaenglish.videoclass&hl=es


Bueno, estas son las tres aplicaciones que uso (o he usado, porque ABA ya no la utilizo). Espero que os haya resultado útil, o que al menos hayáis encontrado la entrada interesante.
Un beso mis niños, ¡sed felices!

viernes, 24 de junio de 2016

La caída.

De pronto, Harry se vio rodeado. En unos segundos, todo lo que alcanzaba a observar eran personas corriendo, abrazándose unas a otras, gritando de felicidad y empujando sin querer a aquellos que se interponían frente a sus seres queridos.
Durante unos momentos no logró ser consciente de nada más: ya no recordaba por qué estaba allí, ni a qué se debía su emoción de unas horas antes, llegó a preguntarse qué era el polvo blanco que cubría las túnicas de algunas personas a su alrededor.
Entonces, en su mente apareció Michaela.
Volvió a la realidad, casi pudo sentirlo, y se esforzó por divisar las ruinas del muro recién derrumbado, aquel que durante años había mantenido dividida en mitades su hermosa ciudad. Sin embargo, sólo pudo ver una gran nube de polvo blanco extendiéndose en su lugar, como un volátil intento de mantener la pasiva tortura que había hostigado a Harry y su pueblo durante tanto tiempo. Se les había prohibido ver a sus seres queridos del otro lado, fueron obligados a separarse de ellos sin ni siquiera decirles adiós.
A Harry le arrebataron la oportunidad de crecer junto a Michaela. La última vez que la vio apenas eran unos niños.
Se dio cuenta de que quizá ya no podría reconocerla, pero no le importó.
Echó a correr por la calle, avanzando a duras penas entre la multitud. De pronto desesperado, no se detuvo a explorar los rostros que le rodeaban, no se dignó a tratar de llamar a su amiga. Sólo era capaz de correr, luchando por alcanzar las ruinas del muro, como si ese fuera el lugar donde debía estar.
La polvareda le recibió a su llegada, obligándole a cerrar los ojos. Sin parar de toser, intentó avanzar a tientas, golpeando a quienes tenía cerca. Se sintió perdido, ya no podía ver, pero necesitaba encontrarla.
- ¡Michaela! – pudo notar la desesperación en su voz, el asomo de un sollozo.
Nadie respondió, pudo notar un silencio sordo a pesar de los constantes murmullos que le rodeaban.
- ¡Michaela!
- ¡Harry!
Sintió cómo se le detenía el corazón. Siguió su voz como guiado por un radar, esquivando los obstáculos junto a él. Cuando la vio, ni siquiera podía recordar haber llegado hasta allí.
Pero era ella.
Estudió su rostro antes de acercarse: conservaba el cabello largo rubio y los ojos azules de mirada dulce, a pesar del paso del tiempo. Pudo notar las manchas que el polvo había dejado en su piel y su ropa.
Estaba cerca del muro cuando fue derrumbado, había esperado allí por él.
Feliz como nunca, la abrazó riendo y ella respondió a su abrazo. Permanecieron así un tiempo, contentos de poder tocarse por fin. Cuando se separaron, vio que Michaela sostenía una gran flor roja.
- ¿Recuerdas cuando las veíamos crecer en mi jardín?
- Por supuesto.
Ella sonrió, él había echado mucho de menos esa sonrisa.
- Estoy muy feliz de verte, Harry,
- Yo también.

viernes, 17 de junio de 2016

Oda a Mulan.

¡Hola mis niños!
Hoy vengo a traeros una obra que me conquistó hace mucho, la llamada “Oda a Mulan”.

Supongo que todos conoceréis la historia de Mulan, aunque sea sólo por la famosa película de Disney: sin embargo, la difusa leyenda de esta mujer nos dice que ella, tras pasar toda una década librando batallas en nombre de su padre (y vestida como un hombre), volvió a su casa donde sus compañeros del ejército, al ir a visitarla más tarde, descubren que en realidad es una mujer.
Como vemos, esta versión difiere de la de la película, pero ambas tienen en común la historia de una mujer fuerte y valiente capaz de enfrentarse a la sociedad machista de su época por uno de los fines más nobles que puedo imaginar, el de salvar a su padre.
Sin embargo, no es ni remotamente seguro que Mulan existiera en realidad, ya que su historia deriva de un poema escrito en el s. VI conocido más popularmente como “Oda a Mulan”, ya que también se le puede conocer por otros nombres. Aquí os lo enseño.

Los insectos celebran con su canto la tarde.
Mulan está tejiendo ante la puerta.
No se escucha girar la lanzadera,
tan sólo los lamentos de la niña.
Preguntan dónde está su corazón.
Preguntan dónde está su pensamiento.
En nada está pensando,
si no es en el rey Kong, su bello amado.
La lista del ejército ocupa doce rollos
y el nombre de su padre figura en todos ellos.

No hay un hijo mayor para el padre,
un hermano mayor que Mulan.
«Yo iré a comprar caballo y una silla,
yo acudiré a luchar por nuestro padre.»
Ha comprado en oriente un caballo de porte,
ha comprado en poniente una silla y cojín,
ha comprado en el sur una brida
ha comprado en el norte un buen látigo.

Al alba se despide de su padre y su madre;
cuando anochece, acampa junto al Río Amarillo.
Ya no escucha el llamado de su padre y su madre,
tan sólo el chapoteo del caballo en el agua.
Al alba abandona el Río Amarillo;
cuando anochece, llega a la Montaña Negra.
Ya no escucha el llamado de su padre y su madre,
tan sólo a los caballos relinchando en el monte.

Cruzó miles de millas en busca de la guerra,
corrió como volando por pasos y montañas,
las ráfagas del cierzo traían son de hierro,
a la luz de la luna brillaban armaduras.
Allí los generales luchando en cien batallas
morían, y después de haber dado diez años
volvían a su casa, valientes, los soldados.

De vuelta, es recibida por el Hijo del Sol,
que se sienta en la Sala de los Resplandores.
Le concede medallas por sus méritos muchos,
le ofrece alas de pato crujientes por millares.
El Khan le ha preguntado qué quiere hacer ahora.
«Mulan no necesita honores oficiales,
dame un burro robusto de cascos bien ligeros
y envíame de vuelta a casa de mis padres.»

Cuando escuchan sus padres que su hija se acerca,
los dos salen a verla, dándose de codazos.
Cuando escucha su hermana que su hermana se acerca,
se arregla y se coloca delante de la puerta.
Cuando escucha su hermano que su hermana se acerca,
saca filo al cuchillo, sacrifica un cordero.

«He abierto la puerta de mi cuarto oriental,
y en el occidental me he sentado en la cama.
Me quité la armadura que llevaba en la guerra
y me he puesto la ropa que llevé en otro tiempo.
Delante del espejo, cerca de la ventana
me he peinado el cabello enmarañado
y he adornado mi frente con pétalos dorados.»
Cuando Mulan salió ante sus camaradas,
todos se sorprendieron, quedáronse perplejos.
Doce años estuvieron con ella en el ejército
y ninguno sabía que era una muchacha.

Las patas del conejo saltan más,
los ojos de la hembra son algo más pequeños,
mas cuando ves un par corriendo por el campo,
¿quién logra distinguir la liebre del conejo?

No sé a vosotros, pero a mí me parece precioso.


"Mas cuando ves un par corriendo por el campo,
¿quién logra distinguir la liebre del conejo?"


Aquí abajo os voy a dejar algunos de los enlaces que he consultado para traeros esta entrada, por si queréis saber más:
http://www.chinoesfera.com/inxianzai.php?id=224
http://lockhartdays.blogspot.com.es/2014/05/la-historia-de-mulan-origen.html

Un beso, ¡sed felices!

viernes, 10 de junio de 2016

Charlie Charlie.

Hace bastante tiempo que conozco este reto, el famoso "Charlie Charlie". Para quienes no sepan en qué consiste, la idea es colocar dos lápices en forma de cruz en una hoja de papel distribuida de la forma en que se ve la imágen. Se supone que tú haces preguntas a Charlie y él moverá el lápiz superior hacia la casilla del sí o la del no, respondiendo a tu cuestión. 
Sinceramente, a pesar de lo susceptible que puedo llegar a ser, nunca he creído en este reto, pero aquí os traigo el relato que me inspiró el juego.
Espero que os guste.


Se sentó lentamente frente al folio, como pidiéndole permiso para estar allí.
En el fondo, se sentía muy estúpida por estar haciendo aquello, por sentirse tan intimidada ante una simple hoja de papel que, obviamente, no le iba a hacer nada. Sus amigos la habían desafiado a llevar a cabo ese reto, ese juego tonto que había surgido no sabía bien cómo y se había hecho famoso por motivos que desconocía aún más.
“Charlie Charlie”, lo llamaban. Hacía una semana Cristina dijo que ella lo había hecho la noche anterior, y que el lápiz del tablero se había movido sin que lo tocara. Todos se rieron, siguiéndole el cuento, pero Marta fue la única que argumentó por qué ese juego era una pérdida de tiempo. Se podría decir que su opinión no triunfó, y a los pocos minutos ya había accedido a hacerlo por sí misma.
¿Qué otra opción tenía? Si se echaba atrás, sus amigos la tacharían de cobarde durante toda la vida. No podía permitir eso.
Respirando hondo, cogió un par de lápices de su estuche, y los dispuso sobre el folio tal y como había visto hacerlo tantas veces. Notó cómo le temblaban las manos, cómo tardó varios segundos en poder acomodar un lápiz sobre el otro, incluso fue consciente de los gritos de su subconsciente rogándole que olvidara aquello y simplemente aceptara que no era capaz.
Pero no podía rendirse, no podía simplemente dejarlo pasar. Cristina se había reído de ella, sus amigos se habían reído de ella, y si ahora se echaba atrás sólo traicionaría su opinión de que aquello era tan sobrenatural como podía serlo su gato.
Sin embargo allí sentada, contemplando intimidada el tablero, se preguntó si de verdad estaba en lo correcto.
Le llevó varios minutos reunir el valor para realizar la primera pregunta, e incluso entonces le costó conseguir que de su boca saliera algún sonido. Sólo tras un largo rato  puedo susurrar la frase con la que tenía que empezar a jugar.
- Charlie Charlie, ¿estás ahí?
Sintió cómo su estómago se encogía durante un segundo, cómo los latidos de su corazón le retumbaban en los oídos tras una breve pausa en tensión. Pero el lápiz no se movió.
Aliviada, dejó escapar un largo suspiro mientras se relajaba en su asiento. Ella tenía razón, mañana nadie podría replicarle en la escuela.
De pronto, sintió cómo alguien se situaba a su espalda, a pesar de no haber escuchado pasos entrar en la habitación. Pudo sentir el frío de su cuerpo, su respiración calmada, el aire moverse en torno a él.

- Sí.


domingo, 5 de junio de 2016

Estoy aquí, no quiero ligar contigo.

Hoy han intentado ligar conmigo. Pero no lo han hecho en la calle, no ha sido en persona, ni en una de esas redes sociales destinadas a tal fin. Ha sido en una plataforma que promete conectar a personas profesionalmente, Linkedin.
¿Quién podría pensar que he entrado allí a ligar, que mi fin era otro que simplemente darme a conocer al mundo laboral? Parece difícil de imaginar, pero alguien lo ha hecho.
Bueno, pensándolo mejor quizá no lo haya imaginado. Seguramente sabía que no estaba conectada para tontear, que a lo mejor me molestaba su actitud; probablemente contemplaba la posibilidad de encontrarse de pronto ante un chat vacío, pero tenía que intentarlo. Total, quizá picara y todo, a lo mejor conseguía algo. Da igual que no fuera el momento – ni por supuesto el lugar – indicado; da igual que obviamente yo no estuviera en Linkedin para conseguir una cita; al fin y al cabo soy una mujer, y a lo mejor esta vez sonaba la flauta.
Pero yo no estoy escribiendo esto porque sólo me haya pasado una vez, en esta red social. Seguramente, si hubiera sido la primera simplemente me hubiera molestado y lo hubiera dejado pasar, quizá si hubiera sido la segunda o la tercera también, pero el problema está en que encontrarme con estas situaciones ya es algo normal.
Linkedin, Hello talk, incluso Wallapop. No existe una plataforma similar en la que haya entrado sin que me haya ocurrido esto. Tarde o temprano, siempre surge alguien que con cualquier excusa pretende ligar conmigo. Unos son más sutiles que otros, no todos caen en comentarios machistas que colman el vaso, pero siempre es evidente lo que quieren, y siempre me hacen sentir igual de mal.
Reconozco que en alguna ocasión, harta de estas situaciones, he intentado evitarlas cambiando mi foto de perfil por otra en la que no saliera yo. Sé que no debería de hacerlo, que hombres como ellos no se merecen que yo me moleste en cambiar de ese modo la manera en la que quiero presentarme al resto de la plataforma, pero la desesperación a veces te hace actuar así. Sin embargo, no funciona: esas conversaciones siguen llegando, los molestos piropos e insinuaciones continúan molestándome, no puedo contar las veces que he tenido que bloquear a un usuario por propasarse de ese modo.
Parece que hoy en día, tener nombre de mujer en una red social es una invitación a que intenten ligar contigo, incluso en plataformas que no sirven ni de lejos para tal fin.
No soy la única, he sido testigo de numerosos casos idénticos en conocidas a mi alrededor: compras en Wallapop, conversaciones en Linkedin. No nos salvamos de esta tendencia de buscar conquistas incluso donde obviamente no se van a encontrar.
Lamento concluir esto, pero no puedo verlo de otra forma. Actualmente no es fácil ser mujer en una red social, sea la que sea, porque incluso en la menos esperada nos veremos obligadas a soportar esa situación que, creedme, es terriblemente desagradable.
No es tan difícil de entender: ya existen redes sociales para ligar, y si no nos encuentras en ellas será porque no buscamos eso. Así que por favor, la próxima vez que nos veas en cualquier otra plataforma ahórrate el intento, no queremos escuchar más insinuaciones ni piropos fuera de lugar.
Estoy aquí, sí; soy mujer, por supuesto; pero no, no quiero ligar contigo.

viernes, 3 de junio de 2016

Mi tesoro.

La encontré cuando era muy pequeña, apenas una criatura que levantaba unos pocos centímetros del suelo.
Me pareció encantadora, un ser adorable y dulce perdido en la crueldad del mundo exterior. Creía que lo mejor era llevarla conmigo, cuidarla y protegerla de todo lo demás. Mantenerla siempre a salvo, a mi lado.
Le di todo lo que tenía: mi casa, mi cariño, mi dinero y todas las comodidades que pensé que necesitaría. Vivía en mi habitación, y a menudo la encontraba revoloteando por la casa riendo a carcajadas, queriendo jugar conmigo. La notaba feliz, a gusto y libre en las fronteras de mi hogar. Pero olvidé el mundo exterior, poco a poco aprendí a ignorar que era allí donde mi pequeña hada había nacido.
Pero ella no olvidaba, era incapaz de dejarlo marchar.
Creo que no pasó mucho tiempo antes de que su humor cambiara, pero no estoy seguro. Cada vez volaba menos y había dejado de jugar conmigo, hasta el punto en que ya no quería ni siquiera estar a mi lado. Descubrí que no le gustaba moverse si no era para acercarse a las ventanas, pero todo esto no era lo peor.
La pequeña hada se fue haciendo más y más diminuta; llegó a hacerse más pequeña que cuando era un bebé, se hizo apenas perceptible al mirar en la habitación. Cuando apenas alcanzaba el tamaño de un dedal, vi horrorizado cómo su pelo se volvía blanco y débil mientras su piel, que antes era suave y saludable como la de una niña, se tornaba áspera y de un cetrino color azul.
Una tarde, al volver del trabajo, la encontré sentada en la repisa de la ventana, contemplando llorosa el mundo que se extendía tras el cristal. Entonces comprendí lo que deseaba, lo que me había estado enseñando tanto tiempo y yo no había sabido ver.
- No eres feliz aquí, ¿verdad? Quieres irte.
Ella me miró, y no necesitó palabras para afirmar lo que, en el fondo, temía. No voy a mentir y decir que no me costó dejarla en libertad, que no me dolió guardar sus cosas mientras ella me seguía por el pasillo, que no vacilé al abrir la ventana, invitándola a marchar.
Tardó un poco en reaccionar, y se asomó cautelosa al balcón, olfateando el aire fresco y comprobando cómo la brisa acariciaba su piel. Me observó dudosa, sin saber por qué lo había hecho.
- Vete – dije, mientras una lágrima se deslizaba hasta mi leve sonrisa –. Vamos, vuela, es lo mejor para ti.
Entonces, ella me sonrió, por primera vez desde hacía mucho tiempo. Nunca había visto esa sonrisa, tan amplia y sincera, ni siquiera cuando la encontré o cuando la llevé a mi hogar. Sentí cómo iluminaba toda la sala, toda mi vida y, a pesar de la tristeza, en ese momento fui inmensamente feliz.
Supe que aquello era lo correcto, ella debía ser libre, alejada de cualquier pared. Siempre tenía que haber sido así, pero no lo pude ver.
La dejé irse, mientras ella recuperaba su tamaño y su aspecto normal. No volvió a aparecer pero, desde ese día, nunca me siento solo.