viernes, 10 de junio de 2016

Charlie Charlie.

Hace bastante tiempo que conozco este reto, el famoso "Charlie Charlie". Para quienes no sepan en qué consiste, la idea es colocar dos lápices en forma de cruz en una hoja de papel distribuida de la forma en que se ve la imágen. Se supone que tú haces preguntas a Charlie y él moverá el lápiz superior hacia la casilla del sí o la del no, respondiendo a tu cuestión. 
Sinceramente, a pesar de lo susceptible que puedo llegar a ser, nunca he creído en este reto, pero aquí os traigo el relato que me inspiró el juego.
Espero que os guste.


Se sentó lentamente frente al folio, como pidiéndole permiso para estar allí.
En el fondo, se sentía muy estúpida por estar haciendo aquello, por sentirse tan intimidada ante una simple hoja de papel que, obviamente, no le iba a hacer nada. Sus amigos la habían desafiado a llevar a cabo ese reto, ese juego tonto que había surgido no sabía bien cómo y se había hecho famoso por motivos que desconocía aún más.
“Charlie Charlie”, lo llamaban. Hacía una semana Cristina dijo que ella lo había hecho la noche anterior, y que el lápiz del tablero se había movido sin que lo tocara. Todos se rieron, siguiéndole el cuento, pero Marta fue la única que argumentó por qué ese juego era una pérdida de tiempo. Se podría decir que su opinión no triunfó, y a los pocos minutos ya había accedido a hacerlo por sí misma.
¿Qué otra opción tenía? Si se echaba atrás, sus amigos la tacharían de cobarde durante toda la vida. No podía permitir eso.
Respirando hondo, cogió un par de lápices de su estuche, y los dispuso sobre el folio tal y como había visto hacerlo tantas veces. Notó cómo le temblaban las manos, cómo tardó varios segundos en poder acomodar un lápiz sobre el otro, incluso fue consciente de los gritos de su subconsciente rogándole que olvidara aquello y simplemente aceptara que no era capaz.
Pero no podía rendirse, no podía simplemente dejarlo pasar. Cristina se había reído de ella, sus amigos se habían reído de ella, y si ahora se echaba atrás sólo traicionaría su opinión de que aquello era tan sobrenatural como podía serlo su gato.
Sin embargo allí sentada, contemplando intimidada el tablero, se preguntó si de verdad estaba en lo correcto.
Le llevó varios minutos reunir el valor para realizar la primera pregunta, e incluso entonces le costó conseguir que de su boca saliera algún sonido. Sólo tras un largo rato  puedo susurrar la frase con la que tenía que empezar a jugar.
- Charlie Charlie, ¿estás ahí?
Sintió cómo su estómago se encogía durante un segundo, cómo los latidos de su corazón le retumbaban en los oídos tras una breve pausa en tensión. Pero el lápiz no se movió.
Aliviada, dejó escapar un largo suspiro mientras se relajaba en su asiento. Ella tenía razón, mañana nadie podría replicarle en la escuela.
De pronto, sintió cómo alguien se situaba a su espalda, a pesar de no haber escuchado pasos entrar en la habitación. Pudo sentir el frío de su cuerpo, su respiración calmada, el aire moverse en torno a él.

- Sí.


8 comentarios:

  1. Pues pese a ser tan corto me ha gustado mucho. está muy bien escrito y transmite muy bien lo que siente el personaje.
    Besos

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  2. Hola :)
    Cada vez que leo algo tuyo, siempre me sabe a poco. Transmites muy bien las emociones y te felicito por ello ♥
    Saludos.

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    1. No sé si eso es algo bueno jajajaja.
      Muchas gracias ^-^
      Saludos. :)

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  3. Vaya, un giro final muy inesperado, me ha encantado^^

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  4. Yo quería más xD Quería saber qué pasaba después, que haría Charlie, pero supongo que me conformaré con esto (que, por cierto, me ha gustado mucho).
    Un beso :)

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    1. Nunca he ido más allá de esto en comportamientos de fantasmas (fantasmas con mala fama, claro). Supongo que algún día lo haré.
      Un beso :)

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