domingo, 8 de junio de 2014

Entonces, llegó él.

Y entonces, llegó él.
Justo donde no estabas mirando, precisamente cuando habías olvidado esa apremiante necesidad de volverte a enamorar. De pronto, un día, notaste que algo no estaba igual, que esa aparente neutralidad en la que vivías se había resquebrajado y, poco a poco, se hacía tan evidente que ya no podías negarlo a nadie.
Justo en el momento en que pensabas que en tu vida sólo había amigos o enemigos, él se alzó sobre todos, diferenciándose de los demás en tantos aspectos que ni siquiera podías identificarlos. Nadie te soportaba como él, a nadie le contabas tantas cosas sobre ti, hacía mucho que no confiabas tanto en una persona, quizá nunca habías estado tan tranquila y en paz con nadie, podías afirmar con certeza que a su lado eras feliz.
Y por eso, supiste que te habías enamorado.
Por si fuera poco, no tardaste mucho en avanzar y en poder demostrarle tu amor todos los días, a todas horas. Así pasaron días, semanas y meses. Sí, meses, eso que jamás pensaste en cumplir con un chico. Y entonces fue cuando descubriste que él se alzaba, además, sobre todos los que habían estado en tu vida antes que él. Todos. Desde esa anécdota insignificante hasta aquel que tantos problemas había causado.
Ninguno te había demostrado tanto como él; ninguno te había querido tanto; ninguno había sido tu compañero; ninguno había estado todos los días a tu lado, intentando sacarte una sonrisa por muy insoportable que estuvieras; ninguno te merecía tanto; nunca habías querido a ninguno tanto como a él.
Justo cuando no te lo esperabas, cuando habías decidido ignorar a los hombres, cuando habías renunciado, cuando pensabas que nunca volverías a amar.

Justo entonces, llegó él.

2 comentarios:

  1. Me parece un relato precioso. Lleno de esperanza y de ilusión. Por favor, queremos mas!!

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  2. Habla de un tema universal, el enamoramiento. Ese dulce estado de embriaguez emocional.

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