sábado, 17 de mayo de 2014

El protegido de Ra.

La tormenta está comenzando. El calor abrasa la piel, la arena hiere los ojos. Nada vivo quiere estar entre las dunas y todo lo que se encuentra allí se ve obligado a resignarse y luchar.
Adom no lo ha visto venir, el viento le ha sorprendido en el núcleo de la tormenta y su camello se niega a avanzar aterrado por el vendaval. Quizá debería haber aumentado las precauciones o haber cogido otra ruta. Debería haber hecho algo, lo que fuera, pero no ha sido así y ahora debe buscar un refugio antes de que la tierra los engulla a ambos.
Sin embargo, no es nada fácil guiar un animal obstinado en quedarse donde está. La pobre criatura tiene miedo y ni los gritos de su amo ni los fuertes tirones de la correa hacen que se inmute. La arena empieza a acumularse junto a sus patas y le obliga a parpadear demasiado pero, al parecer, adentrarse en lo desconocido le resulta una peor opción.
De todos modos, aunque consiguiera moverse Adom sabe que en medio de un campo de dunas los refugios disponibles son pocos, cuando no nulos, y que seguramente termine dándole igual quedarse apalancado donde está o a varios metros de distancia, pero tiene que intentarlo.
Desciende del camello y tira de él, de modo que el animal no tiene más remedio que seguirle, pero avanzar es muy complicado. Durante el tiempo que han estado detenidos, el viento se ha intensificado y ahora apenas puede ver lo que hay a un metro a la redonda, cuando puede ver, pues la visera que se hace con la mano apenas es útil; además, las corrientes están en su contra y son demasiado fuertes, por lo que cada paso que da cuesta mil veces más de lo habitual.
A pesar de todo, todavía recorren unos metros desesperanzadores antes de que la tormenta llegue a su peor momento. En un instante, los pocos metros que podía divisar se han reducido a cero; la visera se vuelve totalmente inútil; parpadear duele demasiado como para poder hacerlo y su camello, rendido, opta por tumbarse en el suelo, no existiendo fuerza que ahora lo pueda levantar.
Tampoco él puede moverse ya: sus piernas no pueden luchar contra el vendaval y, de todos modos, no sabría dónde ir. Demasiado agotado, se echa junto a su montura y trata de protegerse mínimamente de la arena.
¿Ya está? ¿Eso ha sido todo? La gente no suele sobrevivir a tormentas de esa envergadura y, sin un buen refugio, aún menos. ¿Van a morir allí, de ese modo? ¿La gente, si los encuentra, los verá así? ¿Tumbados uno al lado del otro, indefensos y débiles? No puede dejar que eso ocurra.
Aunque, ahora mismo, los únicos que pueden impedirlo son los dioses.
El viento para en seco, la arena deja de arremolinarse en torno a ellos y se retira un poco, abrir los ojos es posible y parpadear también. Incrédulo, Adom observa alrededor: la tormenta continúa, no ha frenado, pero algo impide al polvo acercarse a ellos, como una muralla invisible que les separara del mundo.
Se levanta y empieza a caminar con el camello tras él, que ya no está asustado y avanza sin problemas. La muralla se mueve con ellos, a su ritmo, y les protege del desastre que les rodea mientras salen de las dunas.
No sabe qué está pasando, quién sabe si algún día lo sabrá. De momento piensa que es un milagro, y en parte lleva razón, lo que no sabe es por qué se le ha concedido a él.
Existe una razón: Adom es el protegido, el protegido de Ra. Nadie ha podido decir eso nunca, ni siquiera los más poderosos faraones, pero él es especial. Él tiene algo que nadie posee, es único.

Y, por tanto, nada ni nadie podrá nunca dañarle.

10 comentarios:

  1. Hola, muy buenos los relatos que escribes, enhorabuena!!Quiero seguirte para estar al día de tus publicaciones pero no he visto el gadget de seguidores.
    Tienes una nueva lectora, te invito a pasarte por mi blog literario
    http://hablandoconlibros.blogspot.com/
    Besitos y suerte!!
    Nos leemos ^^

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    1. Muchísimas gracias, me alegro mucho que gusten :)
      Fallo mío, ya está puesto, muchas gracias por seguirme.
      Y tú tienes otra, nos leemos. :)

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. He escrito una entrada comentando tu micro y reflexionando sobre él. Espero que te guste y mi más sincera enhorabuena. http://personalleoblog.blogspot.com.es/2014/06/el-protegido-de-ra-comentario-reflexon.html

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  4. Hola. Gracias por seguir mi blog. He seguido también el tuyo y tu google+ He leído este relato entre todas tus entradas, porque según la temática es el que más me llamaba la atención. Te expresas muy bien para lo joven que pareces, incluso mejor que yo, pues ese no es mi fuerte como futuro escritor, sino la imaginación. No sé que historia querías expresar con el relato, creo que más bien deseabas plasmar sentimientos... como la soledad, o la angustia, o quizás otros, como la esperanza, o creer en algún dios. Por lo menos eso me pareció a mí. Echo de menos los diálogos, pero claro solo está Adom y su camello; que podían hablar... Un consejo cuida los márgenes. Los escritos quedan mucho mejor con los márgenes alineados.
    Cambiando de tema a leído algo ya de mi blog. Por favor, si no es mucho pedir cometa en el blog aquello que leas, así sé quien lo ha leído y también su opinión al respecto. Un saludo y gracias.

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    1. Mil gracias por seguirme.
      Gracias por la buena crítica, no eres el primero que interpreta sentimientos más que otra cosa en esta entrada. No soy muy dada a los diálogos, no me siento cómoda usándolos para relatar situaciones y, además, como escribo relatos cortos no recurro mucho a ellos.
      Gracias por tu consejo, lo seguiré, y pronto recibirás un comentario mio, palabra :)
      Un saludo.

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  5. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  6. me super encanta este reato!!!!!!!!!!! tienes mas asi? es muy original, y esta muy bien escrito, mis felicitaciones:)

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    1. ¡¡¡¡Muchas gracias!!!! Pues... creo que no, ups.

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