La lluvia repiquetea contra el cristal, las gotas chocan
contra la superficie y se retan unas a otras en cientos de carreras hasta el
límite de la ventana.
Fuera hace frío, pero apenas se nota entre las mantas
extendidas en la buhardilla, que envuelven a Mateo mientras sostiene un libro
entre los brazos y observa tranquilo el cielo gris que aparece sobre él. Le
relaja estar así, mero espectador ajeno de los poderes de la naturaleza que
luchan por cumplir con su función.
El libro presiona sobre su pecho, llamando su atención. Perezoso,
baja la mirada y por su mente circulan todas las aventuras que ha vivido con él,
además de todas las que pueden esconderse en las páginas que aún no ha leído.
No puede esperar a experimentarlas.
Las horas pasan rápidas mientras las hojas circulan sin
cesar y sumergen al chico en un mundo de fantasías y personajes memorables que
se desenvuelven escuchando de fondo el eco de la lluvia que cae en el exterior.
Entonces, se le cansa la vista. Por mucho que le guste leer,
al cabo de un tiempo esas pequeñas y mágicas letras sobre el papel le juegan
malas pasadas. Cierra el libro, bastante más avanzado con antes, y se recuesta
mirando al ventanal.
La tormenta ha dado una tregua, pero el cielo sigue gris y
el frío no se ha marchado. Mateo se envuelve entre las mantas y disfruta de las
vistas, contando las gotas que se deslizan por los cristales y tratando de
adivinar cuál ganará en sus numerosas luchas.
Sin darse cuenta, ha entrado la noche y sus padres le llaman
a cenar. Con esfuerzo, se levanta y deja su rincón, su acogedora buhardilla
alfombrada de mantas. Su refugio en las tardes de lluvia.
Hola, he leído tu mensaje en mi blog de que quieres que nos afiliemos. Yo estoy encantada ^^ lo que quería preguntarte es si tienes algún botón o banner del blog para poder ponerlo en mi blog.
ResponderEliminarUn saludo!
Excelente rincón donde retirarte a leer. Es en las tardes de lluvia, cuando no tienes nada que hacer, cuando más gusta disfrutar de las historias de un buen libro.
ResponderEliminar