Sabrás quién es ella.
Su nombre es Valeria, la luz de la ciudad, la pasión de la
vida, la energía de la juventud.
Recorre las calles de la ciudad con una canción en su
corazón, liviana y ligera, volando por Lisboa como si no le hiciera falta mirar
por donde va.
Ella es luz, es energía, es la pasión bohemia de quien no
tiene nada que perder. Y nunca pierde nada, y vive a su ritmo, y explora la
ciudad como una niña que busca hadas al atardecer, curiosa y activa, con una
sonrisa brillando en su rostro.
La sonrisa que jamás desaparece, pues nunca deja de ser
feliz. Y cuando las cosas se ponen feas, cuando no merece la pena ver el mundo,
se pone a leer. Lee y lee horas seguidas, durante días, sumergiéndose en
increíbles aventuras y memorables historias de amor, hasta que la vida vuelve a
ser color.
Y cena bajo la luna y pinta al amanecer, y escribe sobre
magia y amistad y baila descalza por el piso. Ilumina al mundo con su sonrisa,
marcando la existencia de quienes la conocen, pues nadie puede olvidar a la
joven muchacha de las estrellas en la mirada.
Y corre hacia el mar bajo la luz del sol, y de camino, en su
Vespa con el cabello bailando en el viento, grita al cielo que es libre. Y ríe
a carcajadas, para demostrar a quienes le rodean que es feliz, para que quienes
la observan desde arriba se sientan orgullosos de ella, pues sale adelante y
lleva en el alma los recuerdos de todos ellos.
Y juega en la arena, y lee mientras camina, y ríe y salta y
hace el amor. Desborda vida allá a donde va y embelesa a los hombres tras sus
pasos, y sonríe y coquetea sin miedo para hacerlos suyos en el suelo de la
terraza, mientras deja que las estrellas la iluminen y el viento sople sobre
sus cuerpos.
Y no se avergüenza, jamás se sonroja. Y come con las manos y
da volteretas sobre el asfalto, y se muestra sin complejos y no se deja
intimidar. Nada puede con ella, nadie puede apagarla, porque por mucha agua que
halla, su fuego no se extingue.
Y es ella, sólo ella, mientras corre por la ciudad haciendo
que su voz resuene en las casas, jugando a ser perseguida mientras la risa se le
escapa por la garganta y su falda baila en torno a sus piernas. Sin miedo, sin
llanto, sin nada que temer.
Libertad, juventud, alegría; la reina de la ciudad, la
princesa del deseo, el canto a la vida.
La que da vida a la ciudad, la que da nombre al amor. La que
lo marca todo a su paso y hace la historia de la vida en las calles.
Sabrás quien es ella.
Se llama Valeria.
Muy bonito Irene, me ha gustado mucho. Ojalá todos pudiéramos ser así, aunque fuera solo un día...
ResponderEliminarUn beso :)
Sería maravilloso.
EliminarGracias, un beso ^^
Dios.
ResponderEliminarEs sumamente precioso.
Me ha despertado muchos sentimientos en mi corazón y de repente he oído como una chispa se encendía de nuevo: la de la esperanza.
Tus relatos son esperanza.
No te puedes ni imaginar lo mucho que me gusta.
Con cariño,
escapefromreality14.blogspot.com.es
Muchísimas gracias :)
EliminarDios, que bonito, nunca habían puesto esa palabra en una descripción de mis relatos.
Me alegro muchísimo de que te guste.
Me paso en seguida por tu blog ^^
Me ha encantado bae *-*
ResponderEliminarMuchas gracias cariño <3
EliminarHola. Yo conozco a alguien así. Mi compañera de trabajo, pero se llama Sandra. Jeje.
ResponderEliminarMe encantan ese tipo de personalidades :) Enhorabuena por Sandra ^^
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