domingo, 24 de agosto de 2014

"Me has dado la vida".

-          Gracias.
-          ¿Por qué? Yo no he hecho nada.
-          ¿Cómo que no? Tú lo has hecho todo, te lo debo todo, me has dado la vida.
-          Anda ya… no digas tonterías.
-          No son tonterías, es la verdad. Antes de conocerte estaba hundido, no era feliz, no veía ninguna luz en la oscuridad. Nunca te lo he contado pero, cuando te conocí, no podía más, pensaba que no lograría salir de mi depresión. Ese día se me estaban pasando mil cosas por la cabeza, auténticas locuras, cosas horribles para acabar con todo…
-          Calla, por favor.
-          ¡Necesito que lo sepas! Tú me salvaste, con tu sonrisa, con tu amabilidad… con tus llamadas por la noche y tus aventuras improvisadas. Me diste una razón para vivir. Sin ti, probablemente ya no estaría aquí, eres el origen de mi nuevo mundo. No sabes cuánto te debo, no sabes cuánto te quiero. Gracias.

-          No me las des, yo también te quiero.


6 comentarios:

  1. irene, enserio, me encantan tus relatos!! Son encantadores... y este es tan *asdfgghffsaa* que bueno, en fin, solo quería que lo supieras, en serio soy muy fan tuya)

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  2. Irene!! Qué cosa más bonita. Es tan asdfghjkl!! Ojalá yo escribiera tan bien como tu.
    Muchos besos

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  3. Que texto más preciosa, me encanta, te ha quedado genial *-*

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  4. Muy bonito. El poder ayudar a otra persona que ya no encuentra alicientes en la vida. Lo mejor es que esta ayuda no es intencionada. Surge porque esa otra persona es así, y con ello basta.
    Hasta otra de nuestras lecturas. Nos leemos. Un abrazo.

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