jueves, 28 de agosto de 2014

Mi querido Gregory.

Querido Gregory:
Te escribo desde mi fortaleza, en medio de esta eterna oscuridad que me envuelve. Tú eres el culpable, el motivo de mi desgracia, pero también eres lo único que puede apaciguar mi desdicha.
Te echo de menos, con una intensidad que amenaza con empujarme a la locura. Cada golpe de viento, cada crujido en los árboles me trae tu nombre; veo tu rostro en cada rayo de luz que se cuela por mis ventanas, en cada llama en la chimenea, en cada espejo sumido en el letargo del eterno observador.
Eso es lo peor, recordarte frente al espejo. Cuando lo hago, este me devuelve una imagen horrible, la de mi propia culpabilidad. Me recuerda que soy la responsable de mi soledad, de mi tristeza, de que ya no estés aquí para abrazarme por las noches… me recuerda que yo soy el demonio que te alejó de mí.
Debí haberte entendido, debí haberte respetado. No podía soportar que te encerraras en tu estudio a trabajar, o que salieras sólo por los jardines intentando inspirarte. No quería compartirte con tus obras, te deseaba sólo para mí: tu sonrisa, tu atención, tus manos, tus ojos negros que parecen observarlo todo… no estaba dispuesta a compartirlos con nadie, aunque no fueran más que unas inocentes formas plasmadas sobre el lienzo.
Lo siento muchísimo, fui cruel y entiendo que te fueras. Comprendo que un aciago día te marcharas con tus cosas a la ciudad, escapando de las garras en las que se habían convertido estas manos, huyendo de mis cadenas que te hacían daño y se clavaban en tu piel. Lo siento mucho; me duele, pero lo entiendo.
He escuchado que has encontrado la fama y un nuevo amor, que ahora hay otra mujer en tu vida. Seguro que es más hermosa; que sus abrazos son más dulces; que su pelo es más suave que el mío, ahora crespo; seguro que ella es mejor.
Espero que seas feliz, mi amor. Espero que vuestra casa sea luminosa, que en ella no reine la oscuridad; que vuestro jardín sea verde y lleno de vida, no como el mío, seco y triste; espero que vuestros hijos crezcan bellos y fuertes, no como los fantasmas de nuestros niños, que vivirán por siempre en mi imaginación.
Disfruta tu vida. Vive, crece y cumple tus sueños. Yo estaré aquí, recordándote mientras el polvo invade las ventanas y el suelo cruje bajo mis pies; mientras contemplo tus pinturas olvidadas, que se burlan sin piedad de mí; mientras escribo esta carta que jamás recibirás.
Te quiero, Gregory.
Siempre tuya.
Jeannette.




9 comentarios:

  1. ¡¡Que bonito texto!!
    Te he nominado a los Liebster Award en mi blog : http://milyunavidasdepapel.blogspot.com.es/2014/08/liebster-award.html
    Muchos besitos♥♥

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  2. Es un texto muy poético y triste. Has plasmado increíblemente los sentimientos, tanto, que hasta yo me he puesto triste y me he imaginado la vida de esa chica :)
    Un beso ^^

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    1. Esa era la idea, es que "Hurt" me inspiró.
      Muchísimas gracias, prometo que el próximo será alegre :P
      Un beso :) :)

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  3. Esto es amor de verdad y lo demás son tonterías.

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  4. ¡Hola!
    Un texto muy bonito, expresa la idea de querer tanto a alguien, que no quieres compartirlo con nadie, tanto que lo ahogas. Y por otro lado el aceptar que la otra persona sea feliz.
    Mi enhorabuena ^^
    Un beso

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    1. Muchas gracias :)
      Sí, es un amor... obsesivo, pero eso no está bien. Aunque, al fin y al cabo, es amor, y cuando estás muy enamorado quieres que la otra persona sea feliz.
      Gracias por leer y comentar :)
      Un beso.

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