La música surge de los altavoces y juega en el espacio antes
de venir a fundirse en mis oídos. Es extraño porque, aunque soy capaz de
percibir eso, no sé cómo se llama la canción, ni qué estilo es, ni cuánto
tiempo lleva sonando. Lo único que mi mente es capaz de procesar es la mano de
Bruno apoyada en mi espalda y su respiración acariciando mi hombro mientras
bailamos sin parar.
Le he conocido hoy, antes no sabía ni que existía, y no sé
cómo he podido estar tanto tiempo sin saberlo. En cuanto ha llegado me ha
pedido bailar y sólo me he dado cuenta de haber aceptado cuando ya estaba entre
sus brazos, es un hombre realmente hipnótico, no creo que nadie le haya dicho
nunca que no.
Aleja el rostro para mirarme, pero me mantiene pegada a él,
sin mover su mano de mi espalda. Sus ojos son oscuros, profundos y cálidos, y
examinan mi rostro antes de sonreír y darme una vuelta. Es increíble cómo se
mueve, me lleva por la pista con seguridad y yo sólo tengo que dejarme llevar,
como el agua que discurre por el cauce. De hecho, ahora me siento así,
totalmente ligera, casi no puedo creer que tenga algo tan ortopédico como unas
piernas.
Me abraza de nuevo y vuelvo a notar cómo su barba incipiente
acaricia mi mandíbula. Me encuentro segura en la pequeña jaula que forma su
cuerpo, sintiendo el calor que atraviesa su camisa y su mano firme sosteniendo
la mía. Todo él es magia y pasión que me envuelven y me encierran con
delicadeza en una pequeña burbuja en la que sólo estamos nosotros. Jamás en mi
vida me he sentido así.
- - Estás cansada? ¿Quieres sentarte un poco? – la
canción ha terminado y se ha separado un poco de mí, dejándome a merced del
exterior que me ataca sin piedad.
- - No, para nada.
Se acerca sonriendo y sus labios, que saben a canela y café,
rozan los míos provocando un contacto que aplaca todos mis sentidos. Cuando los
recupero él me mira a los ojos y nuestras respiraciones se mezclan en el
estrecho espacio que dejan nuestras bocas.
Una nueva canción empieza, completando el hechizo. Volvemos
a bailar.
Un escrito que sin duda transmite mucho, se siente el sentimiento detrás de él. ¿Amor? ¿Coqueteo? ¿Pasión? Mmmm sin duda hay algo, aunque tu eres la única que sabe a ciencia cierta lo que él esconde. ¡Fantástico!
ResponderEliminarMuchas gracias :)
EliminarLo sé pero chsss, es secreto ;) de modo que puedes imaginar lo que quieras.
Un fuerte abrazo, Dreamer.
Un honor poder leer lo que escribes¡¡ me quedo por aquí y si te apetece te invito a pasarte por mi blog¡¡¡ saludos y buenas lecturas¡¡¡
ResponderEliminarMuchas gracias, me alegra mucho que a la gente le guste lo que escribo :)
EliminarYa me he pasado y te sigo.
Un saludo, nos leemos.
No sabía que un baile pudiera expresar tanto... Jajaja Maravilloso el relato, y tu forma de contarlo todo. Ella se sentía tan liviana, que parecía que flotaba o volaba en cada uno de sus giros. Se sentía en una nube... respiraba esa fragancia que otorga el embelazamiento, cual pétalos de rosas flotando en el ambiente, y que al caer cubren de rojo esa mullido lecho de nubes de algodón...
ResponderEliminarPerdona, pero he querido poner mi granito de arena en tu relato.
Un abrazo.
Jajaja no te preocupes, me ha gustado :)
EliminarMuchas gracias, un abrazo :)